miércoles, 28 de septiembre de 2011

El retorno a la esencia

Hace un tiempo me cuestionaba a mi mismo, si era que me estaba volviendo conformista o si era que estaba aprendiendo a disfrutar todo lo que tengo hoy.
Mas allá de esa disyuntiva, si puedo darme cuenta que hay tanto para disfrutar en esta vida que no es necesario luchar para ello, sino simplemente aprender a detenerse y observar en paz alrededor. 
Pero claro, ¿dónde está parado usted?, ¿en la mitad de un centro urbano? En algún lugar de una planta industrial o sumergido debajo de cientos de papeles en su oficina? O quizás en un lugar público rodeado de muchas personas hablando y quejándose...
No importa donde esté… lo que importa es que en algún momento del día usted debe buscar un lugar donde pueda llegar sin dificultad a estar calmado y contemplar lo que lo rodea.
¿Y que es todo lo hermoso que hay para ver?, niños jugando, su familia, un parque, el mar, una colina, mirar la lluvia, sus gotas caer y golpear suavemente su ventana, escuchar una música que lo haga sentirse mejor, mirar unos ojos amigos, unos ojos amados.
Todo lo bueno está disponible siempre, tan sólo hay que aprender a tener armonía interior, y no es que sea como la paradoja del huevo o la gallina primero, pues alcanzar la paz con uno mismo siempre es posible… y a partir de allí todo puede ser posible.
Toda persona debe primeramente aprender a aceptarse tal cual es, en este mismo momento de la vida, de ninguna manera uno debe permitirse pensar “podría llegar a ser mejor, y entonces sí estaré contento conmigo mismo”… NO… usted debe aceptarse ahora mismo como es, a partir de allí, trabajar para alcanzar la armonía con su interior, su pasado, su presente. 
Cuando alguien logra aceptar su realidad, su historia, a partir de allí puede pensar firmemente en alcanzar logros de superación. No sirve engañarse a uno mismo.
El camino de superación, la evolución espiritual, se puede lograr cumpliendo etapas, no es un proceso que se realiza en cualquier orden.
Para alcanzar escalones más elevados de la propia existencia, una persona debe cambiar su forma de ser, su forma de pensar y de sentir, pero para ello, primero debe aprender a conocerse desde un trabajo de profunda honestidad, observar bien adentro que es lo que hay, y entonces una vez conocido, sí, planificar como ir cambiando todo aquello que se debe corregir.
Así una persona que camina por su sendero espiritual podría ver su travesía como un circulo con varias etapas:
  • Empieza buscando su paz, 
  • Busca en su interior aquello que es más importante corregir.
  • Luego traza un plan a seguir para llevar adelante el cambio. 
  • Una vez que logra el cambio estará en un nuevo plano que le permitirá observar su interior desde una perspectiva mejor. 
  • Accede a un nuevo nivel de conciencia.
Entonces ese camino circular termina siendo un espiral ascendente que va desde un piso oscuro, a planos de gris y cada vez subirá más hacia la luz.
Volviendo al retorno a la esencia, esta es una parte del camino de ascensión, a medida que un caminante avanza en su sendero, aprende a apartarse de todo lo innecesario, pues lo superfluo es una carga que dificulta el camino. 
Cuando más y más se asciende, habrá que alivianar la mochila que se carga, y así se llega a la esencia de la vida. 
Vivir con lo esencial sin cargas ningunas, comer lo necesario, comida sana y natural, ejercitar el cuerpo, no para competir con nadie, sino para tener el cuerpo fuerte para seguir avanzando en la vida.
Trabajar solo para el bien de la familia y para ganarse la vida honestamente.
Respetar a todas las personas, respetarse a sí mismo. 
Vigilar lo que se piensa, mantener una conciencia positiva. 
Hacer ejercicios de respiración profunda, cantar mantras para elevar la vibración o sino orar, diariamente, pero con toda la conciencia puesta en cada palabra que se dice, y finalmente trabajar en la oración personal.
Gracias por seguir mis lecturas, Paul Barbé
Pd: está disponible mi Blog en ingles, aunque no está tan actualizado como este, saludos

domingo, 25 de septiembre de 2011

Aybete Fuego Sagrado

Ayer fui invitado por amigos a participar una vez más en una ceremonia guaraní, en esta ocasión para festejar la llegada de la primavera.
Mis amigos querían festejar también la llegada de nuevas semillas puras que trajeron otros amigos de sus viajes, semillas que sembraron en estos días en la chacra. Una lucha para mantener la pureza frente a lo transgénico.
Después de unos meses que no participaba en estas ceremonias, fue un hermoso reencuentro para mí con el fuego sagrado...
Eramos pocos en esta oportunidad, pero nunca se trató de número para que la ceremonia fuera importante o conmovedora.
A medida que nos vamos incorporando al circulo alrededor del fuego, algunos quedan sentados en silencio, otros como yo tomamos algún instrumento y comenzamos a unir nuestro sonido al grupo. Así pasamos un largo rato tocando lo que cada uno siente tocar, con su tambor, su mazo de semillas, sus cuerdas, sus manos... cada uno tocando y armonizando alrededor del fuego, tanto el ritmo como los corazones.
El fuego sagrado nos convoca, la Tierra nos cobija, tanto para agradecer, el alimento de Madre Tierra, el agua pura de nuestra tierra, el viento, la lluvia, las semillas, la cultura recibida de nuestros abuelos, la que debemos preservar.

Mirar el fuego, cosa que todos hacemos, su luz llega hasta el Alma, su calor nos calma, el circulo de hermanos alrededor del fuego nos acerca los corazones, nos muestra nuestros anhelos comunes.
Y así comienza en un momento la rueda de compartir, primero la pipa ceremonial, luego el mate...

Caminar con la pipa alrededor del fuego es una experiencia conmovedora cuando quien lo hace logra conectarse con el fuego, con el grupo, con la energía que se mueve, con el propósito de honrar a esa madre de todos nosotros.

Una ceremonia que sostiene una antigua tradición, que muestra la importancia de cuidar nuestro entorno, la importancia de lo simple de la vida, que señala el gran error del hombre que vive bajo la ambición y el egoísmo social cada vez más aislado y desesperado.

Un pequeño grupo de guerreros de la luz, son mucho más fuertes que cientos de corredores hacia la nada, de maratonistas tras metas ilusorias.

La ceremonia cierra siempre pasando el bastón de la voz, donde cada quien que lo recibe es quien tiene la palabra y será escuchado por todo el grupo, para luego pasarlo a su hermano de su derecha.
Siempre las palabras que se escuchan son un alimento para el Alma, aunque sean pocas y sencillas, siempre son voces del corazón, voces que llegan desde nuestros ancestros y su sabiduría transmitida de boca en boca. 
Algunos logran hablar más que otros, algunos logran trasmitir más, pero todos compartimos lo mejor que podemos entregar.
Todos nos emocionamos, vibramos juntos y siempre ese abrazo final que intercambiamos entre todos muestra la importancia de lo simple, la gigantesca importancia de agradecer a Madre Tierra por darnos todo y afirma nuestro compromiso en cuidarla.
Ojalá cada vez sean más los buscadores que se unan a estos círculos de guerreros de la luz, de guardianes de nuestra madre de todos.
Ojalá encontremos un camino para acercar más hermanos al camino correcto, pues no son los caminantes solitarios los que más progresan, todo caminante debe algunas veces por año reunirse con sus hermanos, aunque sea tan solo para intercambiar un saludo, un abrazo, para sintonizarse con la energía del grupo que lo hará más fuerte.
Son tiempos para buscar unir a los caminantes y guerreros de luz, los caminos silenciosos se encontrarán un día bajo el rayo que el Gran Espíritu nos enviará para bendecir a sus buenos hijos.

Un gran abrazo a todos mis hermanos caminantes, Paul Barbé

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Perdón e introspección

Dos cosas esenciales para vivir mejor o también para alcanzar la paz interior.

Quien no perdona guarda rencor, el rencor retiene un sentimiento negativo o energía negativa, que se almacena en algún lugar del cuerpo. 
Estas energías almacenadas van reduciendo la energía vital del individuo, al tal punto puede llegarse que la persona no pueda sobrellevar en buenas condiciones su diario vivir.
En casos más complejos cuando los rencores son muy fuertes, si estos no son liberados pronto la persona cae enferma. O bien enferma su mente y ya no consigue pensar sin tener en cuenta sus rencores, entonces toda su vida queda condicionada a esa o esas presencias negativas, la vida y el mundo serán malos y nada será suficientemente agradable o favorable para sentirse bien.
Si los rencores, su energía, su sentimiento, se almacenan en el cuerpo, primero formarán contracturas, luego dolores focalizados y con el tiempo se transforman en enfermedades.
Por cualquiera de los caminos en que se localicen estas energías negativas, generan una carrera contra el tiempo, o bien la persona resuelve su conflicto interior o bien termina teniendo una muerte anticipada.

Es como si a una persona se le pide que transporte una bolsa todo a lo largo de una playa. Si esta persona va agregando piedras a su bolsa, la bolsa en un momento puede ser tan pesada que la persona no puede caminar más.

La introspección es otro trabajo que se debe hacer y que normalmente todos evitamos.

Todos hemos vivido desde la infancia, adolescencia, y en toda la vida situaciones mas o menos traumáticas, las cuales hemos resuelto ocultándolas en un rincón oscuro de nuestro ser para poder seguir adelante.
Y tanto como los rencores, cuanto más cosas negativas sin resolver se acumulan, peor se vive.

Si nuestra mente va dejando de lado rincones que no quiere visitar porque allí hay guardados recuerdos dolorosos, estos seguirán ahí, minando la vida. La mente tendrá tantos rincones que evitar, que ¿por dónde circulará un día?

Es un proceso duro tomar cada recuerdo traumático, observarlo, y dejar que vengan los sentimientos que despiertan, pero de todos ellos una vez que los tenemos en el presente veremos asombrados que son tan solo experiencias del pasado, y ¿para qué seguir guardándolos? 
Por lo tanto luego de observada y sentida la podemos liberar y quedarnos con el espacio que ocupaba libre y llenarlo de amor.

Es tan reconfortante alcanzar ese logro que vale por lejos es esfuerzo hecho.

Lograr vivir bien es en esencia aprender a perdonar, para liberarse de la carga que genera no hacerlo. 

Hay una frase conocida que dice: "Puedo perdonar, aunque no olvidar". 
Es un paso, pero aún hay que agregar, "No olvidar puede ser bueno como mecanismo de aprendizaje, o para evitar caer en la misma situación, pero, esfuércese en aprender de esa experiencia, así perdona y la suelta, y queda libre".

Entonces, amigo, si desea vivir mejor, perdone y también intente limpiar su baúl de recuerdos. De lo malo solo retenga su enseñanza.

Desde el punto de vista espiritual el proceso de introspección es vital, a medida que alguien se va liberando de todas las experiencias negativas guardadas, su energía vital no es malgastada y además va logrando conocerse a sí mismo; y así el por qué llegó adónde está hoy como la evolución lógica del proceso de sobrevivir a sus experiencias pasadas.


Cuando logre sacar un viejo trauma de su escondite y ponerlo frente a su conciencia, comprenderá el porqué de cada acción de su pasado, así podrá corregir y mejorar. 
Si logra quitar un viejo trauma, entonces ya no reaccionará automáticamente a causa de él.

A medida que logre retirar más piedras, más liviano estará. Cuanto más liberación, más paz interior; cuanto más paz interior, más luz interior habrá.


Un abrazo a todos, Paul Barbé



domingo, 18 de septiembre de 2011

Refugios

Es una tendencia humana buscar refugios donde sentirse seguros.

En la historia de la humanidad muchas veces pretender vivir encerrado en refugios y murallas no brindaron la protección esperada, otras veces encasilló tanto a las personas que no progresaron.

Los refugios llevan a no animarse a abandonar ese lugar, esa situación, aquellos apegos.
A pesar que se entiende, se siente, que no se está pasando bien, que lo que se vive no está bien. Pero  el miedo al abandono, a lo desconocido, miedo por la inseguridad,  miedo a ser atacado en el camino hacia el otro refugio mejor, miedo a que el esfuerzo para el cambio no pueda ser mantenido y quedar a mitad de camino. 
Y entonces parece ser mejor permanecer en el refugio mal, pero al menos un mal conocido.
Es como si el refugiado está agarrado a su espacio, le da miedo soltarse y arriesgar sus temblorosos pasos a la inseguridad del trayecto, es tanto el miedo, que se acepta el mal, aprende a renunciar. 
Cada vez que el dolor llama su atención la persona justifica esa situación por el miedo. Un miedo que congela, que aplasta, y así pasa el tiempo y todo sigue igual, o peor.
Así podemos ver la vida, como una serie de etapas, donde cada una de ellas representa un refugio, o un arriesgado camino entre uno y otro. 
Una vida en la que hay que luchar para transitar el trayecto que lleva al próximo lugar seguro.
Cuando una persona está muy desamparada (su refugio es muy precario), es más fácil encontrar una razón para retar al miedo y unir coraje para buscar otro refugio, pues si se está muy mal, sabemos con certeza que se logrará un lugar mejor y que si no lo intentamos moriremos. 
Por supuesto que hay casos en que las personas están muy enfermas y ya no pueden luchar por sí mismas, allí el apoyo de otras personas si es aceptado, es un gran aliado para salir del pozo. 
A pesar de todo siempre está ese temor a caer más aún.
Es la ilusión que genera el Ego, el desamparo.
Sin embargo a medida que cada persona va logrando avanzar en su vida los refugios se van haciendo cada vez más atrapantes, pues es común recordar todo lo que se superó y el miedo comienza a modificar sus ataques apuntando hacia el riesgo de caer a estados antiguos que ya se superaron.
A medida que se va avanzando, el miedo va encontrando aliados, la incertidumbre, las dudas. La pereza, la conformidad, el orgullo,las pertenencias. Sucede que a medida que cada persona va logrando subir en sus escalones de superación humana, los refugios se van haciendo poco a  poco más confortables, y eso dificulta mantener la Voluntad de salir de ellos para exponerse en un período de lucha para alcanzar un cambio hacia un refugio mejor.
Cuando los escalones del sendero espiritual comienzan a ser lo suficientemente altos y se llega a la primer puerta que permite entrar en estados superiores, en ese momento el refugio actual representa un gran desafío abandonarlo.
Ese último paso de esa etapa es el más difícil, pues sentimos que habrá que abandonar el mejor refugio que habíamos logrado en nuestra vida y al mismo tiempo sentimos la sensación que debemos aprender a vivir moviéndonos sin parar.
Aquel que logró pararse justo en el umbral de ese portal, comprende que, a partir de aquí es la Fe quien comienza a ser imprescindible para poder sostener la Voluntad de abandonar lo aparentemente seguro.
Para poder seguir adelante y dejar atrás el primer portal, el Ego debe quedar afuera.
Entonces apenas al dar el primer paso en el nuevo plano, comprendemos que abandonamos la necesidad de tener refugios en pos de un sendero donde el único techo y paredes son, la Luz del Gran Creador.
Sucederá que cada tanto debamos detenernos, no ya en un refugio, sino en alguna cima de colina del sendero espiritual, donde trabajaremos para poner en claro nuestro nuevo plan.
Aceptaremos en paz que para alcanzar el siguiente nivel, llevará un esfuerzo diario y un tiempo, que sólo depende de uno mismo, es decir, cuánto nos costará abandonar nuestros viejos hábitos y ataduras, y cambiar lo necesario para seguir adelante.
Simplemente porque el verdadero caminante llega al convencimiento que si se detiene, se sentirá peor, que en el desafío del camino que viene por delante, siente que el esfuerzo y las sacudidas son preferibles a quedar quieto.
Es en la lucha diaria de la evolución donde cada caminante se siente mejor, pues cada pequeño paso lo va acercando a la luz del Gran Espíritu Universal, o la luz de Dios.
Un gran abrazo a mis seguidores, Paul Barbé

PD, estoy publicando mis blogs en inglés para aquellos que este idioma resulta más accesible, el link es http://www.paul-barbe-engl.com

jueves, 15 de septiembre de 2011

Oraciones

Hoy quiero comenzar compartiendo cuatro plegarias de los indígenas de Norte América...
Cuando te levantes por la mañana, da gracias por la luz de la mañana, por tu vida y tu fuerza, Da gracias por tus alimentos, y la alegría de vivir.
Si tu no ves ninguna razón para dar gracias, la falla está dentro de ti...


Puedan los vientos cálidos del cielo golpear suavemente en tu casa.
Que el Gran Espíritu bendiga a todos los que entran allí.
Que tus mocasines hagan felices huellas en muchas nieves, y que el arco iris siempre toque tu hombro -  (bendición de la oración cherokee)


Trata bien a la tierra no ha sido dada a ti por sus padres, fue prestada por sus hijos.
Nosotros no heredamos la tierra de nuestros antepasados, la tomamos prestada de nuestros hijos.


Oh, Gran Espíritu cuya voz escucho en los vientos, y cuyo aliento da vida a todo el mundo, escúchame, yo soy pequeño y débil, necesito tu fuerza y sabiduría.
Déjame caminar en la belleza y que mis ojos sostengan la visión del color púrpura de la puesta de sol.
Haz que mis manos respeten las cosas que tu has hecho y afina mi oído para poder escuchar tu voz.
Hazme sabio para que pueda entender las cosas que tu has enseñado a mi pueblo.
Déjame aprender las lecciones que tu has escondido en cada hoja y roca.
Busco la fuerza, no ser más poderoso que mi hermano, sino para luchar contra mi peor enemigo, yo mismo.
Ayúdame a estar siempre dispuesto a venir a ti con las manos limpias y ojos rectos.
Por eso, cuando se desvanezca mi vida, como el sol desapareciendo en el
ocaso,  mi espíritu pueda ir a ti sin vergüenza.

Ahora, continúo con esta reflexión personal:
El acercamiento a Dios, al Gran Espíritu, o a la luz del Universo es
diferente en cada persona, por ello considero que las Religiones tienen cada vez menos fundamento para la Humanidad en esta etapa final de la evolución el hombre.
O al menos para todos aquellos seres que han alcanzado a superar sus primeros escalones de crecimiento espiritual y por lo tanto se sienten más cómodos, más inspirados, siguiendo su propio camino espiritual libre de toda influencia, libre de toda presión.
El sendero espiritual, es en sí un camino solitario, no por ello un camino
para sentirse triste, y por su unicidad es que es tan necesario aprender a encontrar cada día ese destello de luz que guía para poder avanzar.
La única dificultad para avanzar está dentro de nuestra propia mente, una

mente que fue educada, influida y racionalizada por nuestra familia, por nuestros vecinos, por nuestra sociedad. 
Está solo en nosotros reconocer
nuestra esencia, encontrar todos aquellos prejuicios, valores inculcados y
hábitos adquiridos que perjudican y aprender a dejarlos aparte de nuestro
camino de reencuentro con nuestra alma.
Para terminar, quiero compartir una plegaria que escribí hace unos pocos
días.
"Alma mía, tu que habitas en mi...bendita sea tu luz!
Ayúdame a conocer tu voluntad.
Mi deber de cada día, ayúdame a cumplir.
Mis deudas y errores pasados, ayúdame a entenderlos y superarlos.
Guíame con tu luz, para poder mantenerme en mi camino correcto.
Pues a tí me quiero unir y contigo a todos".


Un gran abrazo a todos, Paul Barbé
PD, estoy publicando mis blogs en inglés para aquellos que este idioma resulta más accesible, el link es http://www.paul-barbe-engl.com

sábado, 10 de septiembre de 2011

Tres historias para pensar

Hoy quiero compartir tres historias que sugieren una reflexión.
Ricos y pobres
Un día un padre rico llevó su hijo a casa de unos parientes pobres que vivían en el campo en una pequeña cabaña con la idea que conociera la pobreza. Cuando llegaron su primo lejano alentó al hombre que dejara su hijo por unos días para conocer mejor ese lugar.
Cuando el padre regresó a buscar a su hijo, más tarde, en el viaje de vuelta le preguntó al niño sobre lo vivido.
- ¿Viste como viven los pobres?
- Si
- ¿Qué puedes decir en comparación sobre lo que ellos tienen y nosotros?
- Papá, nosotros tenemos un perro, ellos tienen cuatro. Tu construiste una piscina de algunos metros para que nuestra familia use, ellos tienen un hermoso arroyo rodeado de bellos árboles, y entonces pueden bañarse bajo el sol o la sombra según deseen. Nosotros tenemos nuestra azotea para mirar la ciudad rodeada de nubes grises y edificios, ellos ven todo el bello paisaje del campo que los rodea o miles de estrellas por las noches.
- Nosotros tenemos un jardín enrejado para protegernos de los intrusos, ellos no tienen límites y comparten sin problemas sus tierras con sus vecinos. Nosotros vamos a un parque para ver la naturaleza, ellos tienen un bosque entero. Nosotros comemos cada uno solo en su horario, ellos comen todos juntos en la misma mesa hablando entre ellos.
- Gracias papa, por traerme a ver a nuestros familiares ricos.
Moraleja, medir lo que se tiene siempre depende de cómo se miran las cosas. Si tenemos amor, amigos, salud y actitudes positivas... tenemos todo. Existe mucha gente rica materialmente pero muy pobres de espíritu.
El circulo del tener
Había una vez un rey muy triste, que tenía un sirviente que era muy feliz. Todas las mañanas le traía su desayuno y despertaba al rey cantando y hablando de cosas hermosas. Siempre con una sonrisa en su cara y en armonía con todas las personas que trataba.
Un día el rey disgustado, le preguntó cuál era su secreto; este le contestó que no tenía ningún secreto. Entonces el rey amenazó con encarcelarlo en las mazmorras si no le contaba su secreto. El sirviente asustado le insistió que no tenía secreto alguno. 
- ¿Y porque siempre estás feliz?
- Mi rey, no tengo razones para estar triste. Su majestad me permite atenderlo, tengo mi esposa, hijos y el hogar que usted me ha asignado, somos alimentados por el castillo y recibimos la ropa que otros no desean más, y además su majestad nos premia a veces con algunas monedas que usamos para festejar con mi familia esta maravillosa vida, ¿cómo no estar feliz?
- Nadie puede ser feliz siendo un sirviente, dime tu secreto o sino te hago ejecutar.
- Por favor, mi señor no oculto nada...
- ¡Vete!,  antes que me enoje más y llame al verdugo.
- El sirviente sonrió y se fue nuevamente feliz.
El rey estaba furioso, no podía entender como el sirviente podía estar feliz viviendo en un establo, comiendo sobras y vistiendo la ropa que se arrojaba a la basura.
Unas horas después más calmo, llamó a su consejero real y le contó lo sucedido.
Entonces, este le dijo, que era feliz porque estaba fuera del círculo del tener.
- Si usted desea ver como ese ignorante puede hacerse infeliz, dígale que le regala 100 monedas de oro, pero déle 99.
Así  que el rey siguió su consejo, al día siguiente le dijo al sirviente que le hablara al conserje real que le diera el regalo real por ser el hombre más feliz del reino.
El sirviente acudió al conserje y este le dio una bolsa, y le dijo
- Aquí tienes sus 100 monedas de oro, ahora eres un hombre poderoso.
El pobre hombre fue a su cada corriendo a contar sus monedas, llegó a su hogar y con su mano tiró al suelo todo lo que había sobre su mesa, y comenzó a apilar las monedas en montones de diez, pero para su sorpresa le faltó una moneda. Contó varias veces, luego de un largo rato estaba furioso porque le faltaba una moneda... ya no estaba feliz por las 99 monedas recibidas, sino por la que faltaba.
No podía ir a reclamar al conserje real de haberle robado una moneda, pues su poder caería sobre él.
Entonces pasó todo el resto del día pensando cómo podría ahorrar una moneda de oro para alcanzar las cien y entrar en el círculo de los poderosos del reino. Pensó y pensó, y cada vez estuvo más frustrado.
Al día siguiente fue a su trabajo, pero ya no sonreía, no cantaba ni tampoco hablaba, su ceño estaba muy arrugado. El Rey sonreía por dentro y disfrutó mucho de su estado.
Los días pasaron y el sirviente se convirtió en una persona agria y malhumorada. Lo único que pensaba era como podría ahorrar la moneda faltante.
Luego de varios días llegó a la conclusión que debía trabajar para el rey entre diez y doce años sin gastar ni una sola pequeña moneda de cobre para poder llegar a esa meta.
Entonces incitó a su mujer que trabajara en el pueblo como sirvienta para poder ahorrar más. Luego fueron sus hijos, y pronto todos trabajaban el día entero, así el tiempo calculado bajaba a cinco años. Aún era demasiado tiempo...
En menos de un mes el Rey se cansó de ver la cara apretada de su sirviente, sus gestos grotescos y una actitud hostil, así que lo hizo despedir y lo echó del castillo. Así fue como el sirviente y su familia quedaron sin hogar y fuera del castillo fueron robados por los delincuentes y se encontraron sin nada.
Tiempo después, comentaban algunos sirvientes del palacio haber sabido que el sirviente expulsado y su familia habían vuelto a ser felices en su pobre choza en un bosque perdido.
La paradoja de este cuento es que 99 era la totalidad de lo presente; no hace falta nada para disfrutar lo que se tiene, siempre faltaran cosas en este mundo para alcanzar lo inalcanzable. 
El mundo habitual suele ser una trampa para que constantemente luchemos y nos cansemos para alcanzar cosas, y nunca serán suficientes, así estaremos eternamente cansados e insatisfechos.
La última, no es una historia ni un cuento, es una comprobación de terapeutas holísticos.
Somos capaces de modificar el estado de nuestro cuerpo según lo que pensamos y sentimos. Nuestras células almacenan el estado mental y emocional.
Una fuerte depresión puede provocar un daño serio en el cuerpo, en especial el sistema inmunológico, en cambio la alegría fortifica.
Recordar una situación negativa o triste, libera hormonas y sustancias destructivas para el cuerpo. Recordarlas cada día provoca enfermedades.
Cada experiencia se transforma en un registro interno del cuerpo. La depresión, angustia, rabia, rencor, envidia, frustración y otros estados negativos se proyectan por todas partes del cuerpo y lo van enfermando, el cerebro produce sustancias que alteran su funcionamiento así su nivel hormonal cambia, también su ciclo de sueño se modifica. La sangre también se altera, se pone más viscosa y por lo tanto se hace propensa a acumular grumos. Las lágrimas de tristeza son distintas a las de alegría.
Hermano mío es preferible que abra su corazón y su mente, en vez que lo haga un cirujano. Tenemos una gran necesidad de usar nuestra conciencia para conquistar la paz interior, entonces nuestro cuerpo vuelve a su equilibrio.
Si desea saber cómo está su salud, entonces observe como están sus pensamientos, sus emociones, y sentimientos.
Para recuperar su salud, su bienestar, cuide su mente. Aquellos que alcanzan la armonía pueden mantener su salud y mejorar mucho su calidad de vida.
No resignes tu paz, no la cambies por ilusiones, no te lamentes por lo que no tienes o por lo que no podrás tener. La felicidad está dentro del corazón.
Amigo mío, si buscas sentirte mejor deberás volver a tu interior, allí donde está la paz de tu alma.
Feliz fin de semana, un abrazo, Paul Barbé
PD, estoy publicando mis blogs en inglés para aquellos que este idioma resulta más accesible, el link es http://www.paul-barbe-engl.com

lunes, 5 de septiembre de 2011

Entendí una vez

Hoy quiero compartir un momento de mi pasado, algunos pasos más atrás de mi camino espiritual. Tanto yo, como cualquier caminante, sea donde sea que se encuentre en su camino, llega a momentos en los que son más los cuestionamientos hacia uno, que lo que se logra avanzar. O también se puede ver la situación desde la perspectiva que si no se avanza es porque el caminante enfrenta  un conflicto interno.
Seguramente mis lectores hayan leído ya, muchas veces que todos los seres están compuestos por tres capas esenciales, cuerpo, mente y espíritu. Es esta la clasificación más sencilla de un ser, hay que considerar fuerzas internas que interactúan entre esas capas, intuición, sentimientos, emociones y la personalidad.
Todo ser humano nace en este mundo con un cuerpo nuevo, una mente vacía y un espíritu antiguo que viene a una nueva reencarnación para aprender nuevas cosas. Los niños se relacionan en sus primeros años en base a sus intuiciones y sentimientos y por sobre todo bajo una influencia muy grande de su espíritu. Pero a medida que se va adaptando a este mundo va aumentando su capacidad mental y formando una personalidad que es la que le impone conductas sociales y su forma personal de reaccionar ante sus experiencias diarias.
El tiempo pasa y las cosas van mal o bien, hasta que un día, el ser comienza a cuestionarse cosas que no tienen una explicación a partir de la lógica científica y allí inicia sus primeros pasos hacia la Fe, la religión o lo espiritual.
Pero ni bien sus pasos avanzan en lo espiritual, comienzan los conflictos internos, pues toda la formación mental, la personalidad adquirida, los hábitos, conductas cotidianas fueron adecuadas para sobrellevar el diario vivir mundano, y por lo general no son adecuados para el camino espiritual.
Es mi convicción que todos los seres en algún momento de su vida asumen al menos en alguna medida su incursión en el plano espiritual, y aquellos que persistentemente se niegan “a entregarse”, terminan sufriendo su progresiva decadencia física y temiendo por su envejecimiento y su futura muerte.
Entonces, para aquellos que aceptaron el desafío de compartir su existencia en los dos planos el mundano que sostiene nuestro cuerpo y el espiritual que busca un rumbo tan distinto, va encontrando cada tanto, etapas desafiantes.
Es muy importante que el caminante espiritual comprenda que su sendero no es una competencia con nadie, que no hay un plazo de tiempo establecido para alcanzar el siguiente escalón. Que ningún ser superior le va a venir a pasar la cuenta por su demora en avanzar.
No es necesario estirar las cuerdas, arriesgando romperlas, simplemente irlas estirando suavemente y aprendiendo a cantar en las nuevas notas ahora alcanzadas. No es acertado seguir un camino espiritual esforzándose más allá de lo sostenible.
Pero si es necesario, una total sinceridad con un mismo, para poder avanzar, el caminante debe aprender a reconocer, sus carencias, debilidades y errores. Una vez conocidos queda marcado cual es la meta a seguir, mejorar en cada uno de ellos. No se trata de pasar de pecador a santo, se trata de luchar para ser un poco mejor, sin tiempos, pero sin pausas.
Para cada etapa difícil no es una parada que no tiene solución, ni que lleve a sentir impotencia, implica reconocer en donde se está. Implica reconocer qué es lo que es necesario cambiar, pues ello es lo que provocó la parada. Tal cual escribía atrás, la personalidad adaptada al mundo exterior debe irse corrigiendo para que no sea un  viento que desvíe el rumbo. Las metas mundanas nunca deberán ir hacia otros rumbos que aparten del sendero espiritual.
Entonces en cada etapa hay que evaluar que es lo que hoy día hay de anticuado o  inadecuado en mi conducta y cambiarlo. 
Encontré hace un tiempo una gran importancia en prestar mucha atención en mis sentimientos y emociones, pues ellos son indicadores de conflictos internos. Una vez puesto en claro el enfrentamiento interno,  asumir la responsabilidad de caminar a partir de donde estoy hacia donde podría llegar.
Por un lado debí aprender a aceptar mis sentimientos para comprender el porqué me inclino hacia determinadas soluciones, otras veces ellos me llevaron a evitar situaciones para no sufrir, no recordar, y ¿cómo podría entonces hacer para vivir el momento del ahora sin que me afecten y obstruyan?, tal cual escribía en un artículo anterior, observando el sentimiento, buscar porque surgió, y levantar la piedra de donde salió, enfrentar lo escondido u olvidado para poder seguir adelante.
Todas las respuestas que necesito, se bien que están dentro de mí, nunca fue fácil  interpretar los mensajes de mi profundo interior, como hacerlo si intentaba bloquear todos mis sentimientos e instintos por el miedo a sentirme mal. Como hacerlo si buscaba las respuestas en el mundo externo. Cada vez que logré interpretar un sentimiento profundo, ajeno al devenir del diario vivir, encontré fuerzas e ideas para conquistar esa necesidad.
Cada vez que me sentí abrumado, fue por poner mi foco en soluciones ajenas a mi ser. En ningún momento que no me atreví a cambiar logré encontrar mi paz, pues una vez desvelada la necesidad de cambio, ya no le es posible a la Mente distraer al Alma que deje de buscar enderezar el rumbo.
Y entonces la situación se pone clara evito cambiar sufro por no hacerlo, pues se que tarde o temprano lo deberé encarar, así que para qué demorar, si es muy probable que se haga difícil el cambio, quizás sufra en proceso, pero seguramente una vez establecido el cambio estaré mejor, estaré más arriba en mi escalera al cielo. De lo contrario es como tener un dolor de muelas y negarse a ir al dentista.
Cuando logré aceptarme tal cual soy, en aquel momento de mi existencia, fue cuando logré abrir mi conciencia hacia el Universo, hacia mi completitud,  mi sendero fue iluminado por mi espíritu que me empujaba a seguirlo.
Todas las veces que luche inútilmente para concretar una meta, fue porque realmente mi propio interior no la deseaba. 
A lo largo de esta última década cada vez que me encontré desconcertado sobre qué rumbo seguir, lo que me ayudó, fue entender que había un conflicto en mí, aquello que me hacía sentir perdido era mi mente y su lógica, entonces buscando mi paz interior, pude encontrar en mi intuición un rumbo, era mi espíritu quien guiaba el cambio de rumbo, era quien me sacaba de una situación sin salida hacia el verdadero camino que obstinadamente había evitado. 
Siempre fue mi espíritu que me mostró el siguiente paso, el camino adecuado, en todos los momentos difíciles.
El espíritu sabe hacia dónde ir, pero la mente a veces pretende elegir sus caminos propios pensando que por su inteligencia encontrará atajos, que a la larga me hicieron caminar hacia atrás para empezar de nuevo.
Para finalizar por hoy, sugiero que mi lector ponga en la balanza estas dos opciones, en un brazo todo lo que se puede lograr en este mundo y en el otro aquello que el espíritu busca, aprender y amar. Luego supongan que ponen esa balanza en un lugar donde permanecerá intocada por cualquier cosa, dejen esa balanza observar el paso del tiempo y verán como ella sola muestra cual es el camino correcto.
Todo lo mundano, todo lo que satisface el Ego es efímero y se lo lleva el tiempo, lo que busca el espíritu y logra es para siempre.
Un abrazo a todos, gracias por leerme, Paul Barbé

jueves, 1 de septiembre de 2011

Lao Tsé y el Tao Te Ching

Hoy quiero compartir una larga reflexión inspirada en textos del Tao Te Ching.
Aquella persona que aspira a la sabiduría primero debe aprender la esencia de la NO acción y al buscar su Silencio Interior. Entonces desde la paz de su interior puede observar todo a su alrededor para captar las enseñanzas que elevan su espíritu. Para acceder a la sabiduría es necesario no atarse a nada en este mundo. Así uno se libera de la pertenencia a las cosas, también de alimentar a su Ego, y vive en la humildad.
Desde la ausencia alcanza su tranquilidad. En el vacío interior está la profundidad de lo eterno.
El seguidor del Tao no interfiere en asuntos ajenos y habla poco, así es agradable para las demás personas. El sirve a todos y no espera nada para sí, se mantiene detrás de todos para no molestar el avance de otros.
El caminante del Tao no busca acumular, no se esfuerza, tan solo mantiene su paz, sabe que el exceso en la vida provoca desgracia. Cuando termina un trabajo humildemente se retira.
Aquel que busca su salvación en el mundo, está ciego, si escucha a todos termina sordo, aquel que solo atiende a sus cinco sentidos se equivoca. Quien se obsesiona por las ganancias está demente, cuando más logros y tesoros se persigue más se pierde la persona, más se aparta de su Alma.
Entonces SI su esfuerzo está en satisfacer solo lo básico en su vida, se conforma con poco, vivirá en paz. Sin competir con nadie por nada y entonces es invencible.
El caminante que entiende todos los escalones que debe subir, sabe que hay escalones pequeños y grandes, algunos ocultos,  y otros difíciles. 
Siempre se mantiene en su sendero humilde con cautela como si su camino pudiera desmoronarse, enfocado en su dirección precaviéndose de las influencias extrañas, alerta, simples en sus acciones, invisibles para las miradas ociosas, y manteniendo su paz interior va transformando su ser. 
Contentándose con poco, logra mucho, sabiendo que si persigue mucho desvía su camino. El caminante no ve solo con los ojos de su cuerpo y por eso ve claro; no se considera el único que tiene la razón y así aprende la verdad. 
El no siente conmiseración por sí mismo y por ello acepta sencillamente cambiar para perfeccionarse. Nunca aspira a estar delante de los demás y por ello vive en armonía con todos.
El caminante no anda en puntillas para verse más grande, pues sabe que así no andará mucho tiempo, no da pasos largos pues se cansará, sabe que si se esfuerza en adelantarse no sostendrá su ritmo.
El que se lamenta es débil, el envidioso fracasa, el que se jacta pierde respeto. Aquel que se entrega a los excesos, que hace cosas sin sentido, que se irrita fácilmente, que rechaza mucho, cada vez está más lejos de la tranquilidad.
El caminante busca conocer las personas, pero más aún a conocerse a sí mismo, pues sabe que si se conquista a sí mismo será más poderoso.
El que consiente sus caprichos es débil y tonto. La pasión mundana debilita y esclaviza.
Quien tenazmente trabaja en su interior, es dominador de su voluntad, así no atrae ningún daño a su vida.
Mantener la intención de seguir el camino llena a uno de poder, eleva y fortalece la conciencia y se conquista la libertad de espíritu. Lo desapasionado, suave y flexible conquista, vence todas las dificultades de cualquier camino.
Se debe vivir con humildad, simplicidad y armonía, no prestar atención a los chismes, ni las enemistades, con libertad de pasiones. Liberándose de los deseos mundanos se alcanza la paz interior, y así el orden se establece en la vida.
El que alcanza su paz interior, no se fuerza a sí mismo para avanzar, sencillamente lo hace. Pero aquel que cambia constantemente de caminos e intenta forzarse a sí mismo para encontrar su mejor sendero solo verá caminos mundanos y desiertos, pues está perdido de la virtud.
Aquel que busca su paz interior y el diálogo con su espíritu no tiene una actividad intensa en el mundo material por ello sigue su camino de no acción. 
El que mantiene su foco en el mundo social vive agitado y actúa bajo la influencia de sus pasiones, y si tiene una actividad religiosa esta se reduce tan sólo a repetir rituales, así busca la salvación milagrosa aunque sabe que no la merece, entonces degrada la religión e influye en los demás a actuar como él.
Aquellos que no buscan su crecimiento interior no merecen confianza, se traicionan a sí mismos y por lo tanto lo harán también con los otros.
Quien pone su foco en el mundo terrenal destruye su espíritu, aquel que aprende a contentarse con lo que tiene, siempre estará feliz y en paz.

Para alcanzar la sabiduría no se necesita viajar, pues lo infinito está dentro.

Aquel que busca aumentar sus conocimientos y su comprensión cada día, vive en armonía, reduce sus deseos mundanos, con ello no se agota en vano, su espíritu gana libertad, y con toda la energía que acumula la utiliza para aprender más y más. Por el contrario aquellos que tan solo atienden sus lazos mundanos serán víctimas de las adversidades constantes. Cuando las personas aspiran a la acumulación de muchas cosas innecesarias, se empobrecen espiritualmente.
El temor del caminante es caer victima de la vanidad.

En la procesión hacia el conocimiento el caminante se va conociendo a sí mismo y entonces comienza a comprender a los demás.
El caminante encontrará en su sendero a muchas personas en el sendero del mal, sin embargo serán estas quienes lo ayudarán a avanzar hacia la luz.
Las personas atadas al mal,  son las que muestran la fragilidad de lo terrenal y lo ilusorio de la mayoría de las cosas del mundo terrenal. Son las personas caídas en el mal las que fortalecen la voluntad de apartarse de sus caminos lo más lejos posible. 
Pues para ser inalcanzable para el mal es necesario realizar pasos concretos de voluntad y aumento de conciencia.
Paradójicamente las personas del mal aportan un servicio en la sociedad, mostrar el camino errado.
Entonces el caminante comprende la importancia del desapego de lo material, de la búsqueda de su paz interior, de mantener calma la mente, evita las acciones innecesarias, se conforma con lo simple y se alimenta sencillamente.
En el mundo material los ricos pueden arruinarse, los propietarios perder sus pertenencias. El materialista vive malgastando su fuerza vital para las cosas sin valor verdadero. De estas personas se puede pensar que están constantemente hambrientas. Es que continuamente se preocupan por acumular y multiplicar sus pertenencias o reservas, se preocupan sólo por su propia ganancia, a cualquier precio; también están los que pretenden atar a otros a su vida, hasta que un día esos otros lo abandonan de una u otra forma, entonces en su verdadera soledad, viven su vida, muriendo.
Pero el sencillo caminante tiene su riqueza en su interior, no tiene nada y nada perderá.
Quien se mantiene en su unidad se sana, no se enfermará pues está libre de las causas que provocan enfermedades. Quien vive bajo el miedo nunca alcanzará un estado superior de sí mismo.
El caminante debe liberarse del desprecio hacia los demás, apartarse de la violencia, también evitar el engaño pues quien engaña lo hace además consigo mismo.
Solo el que se ha librado del egocentrismo, puede alcanzar los escalones superiores de su evolución.
El camino de la superación es lento, así debe ser; observa el agua su trabajo es lento, pero sin detenerse demuele lo duro.
Busca tu paz interior, allí encontrarás la luz.

Espero que les haya gustado, un abrazo a todos, Paul Barbé