Metas hay muchas, pero no debo arruinar mi diario vivir, por obsesionarme en avanzar hacia ellas.
Puedo sentirme alegre cuando logro disfrutar todas las pequeñas cosas que conquisté y aquellas que tengo en mi diario vivir, y que rápido viene la tristeza cuando pienso en todo lo que me falta para mejorarlas.
Los venenos más poderosos son la envidia y el rencor, el alma sufre con ellos y la mente se encoge, por suerte, aprendí a apartarme de ellos.
Que importante es usar palabras buenas y evitar criticar, pues muchas veces las malas expresiones se volvieron contra mí, y por ello si no tengo nada bueno que decir, mejor no digo nada. Pues todas las veces que apunté con mi dedo, muchos más dedos apuntaron hacia mí.
No puedo borrar mi pasado, pero no puedo permitirme que afecte como me siento ahora, sin embargo SIEMPRE puedo hacer algo por mi futuro mejor.
Siempre debo estar dispuesto a crear lazos sanos con los demás, pero jamás intentar retener a quien se desea marchar.
Es inútil ofrecer consejos cuando no quieren escuchar, y cuando me son pedidos debo intentar que sean los más sencillos que pueda expresar.
Las veces que no supe que responder y las que no supe que decir para ayudar a otro, tenía dos buenas opciones, sonreír o ofrecer mi mano en un abrazo.
Muchas personas llegan a nuestra vida y muchas de ellas un día se alejan, muchos amigos toman caminos muy distintos, los amores quebrados se pierden en el tiempo, incluso aquellos grandes problemas pasan a ser cosas del pasado, si todo fue muy difícil en algún momento, lo que debí hacer fue buscar mi centro, mi paz interior, tal cual el mismo sol se va en cada atardecer y renace al día siguiente...
No debo permitir que los tropezones personales o los puentes rotos en mi sendero y menos aún las puertas que se cierran en el mundo exterior provoquen quedarme sentado al costado de mi camino, pues siempre mi camino tendrá más adelante de donde estaba, las soluciones que buscaba y no veía.
En el despertar de cada día, siempre hay momentos para todo, para trabajar, para sonreír, para callar y escuchar, para aprender.
No necesito retirarme a una cueva en una montaña para alcanzar la paz, pues los problemas me pueden acompañar incluso hasta la montaña más alta, pero si hago los deberes de mi camino, entonces alcanzaré la paz y luego con ella podré ir a cualquier lugar.
No necesito retirarme a una cueva en una montaña para alcanzar la paz, pues los problemas me pueden acompañar incluso hasta la montaña más alta, pero si hago los deberes de mi camino, entonces alcanzaré la paz y luego con ella podré ir a cualquier lugar.
Paz es aprender cual es mi lugar en el mundo y por ello debo caminar cada día para llegar a él.
Muchas veces intenté sonreír pero tan solo pude suspirar, otras veces no tuve ni idea porque estaba caminando, sin embargo seguí y seguí, y entonces comprendí que caminar o sea mantenerme obstinadamente en mi camino fue lo que me sacó del pozo, del cual solo yo mismo podía sacarme. No hay día tan negro, tan adverso del cual no se pueda salir y seguir, y si hay algo que si se debe decir nunca es para no rendirse jamás.
Muchas veces intenté sonreír pero tan solo pude suspirar, otras veces no tuve ni idea porque estaba caminando, sin embargo seguí y seguí, y entonces comprendí que caminar o sea mantenerme obstinadamente en mi camino fue lo que me sacó del pozo, del cual solo yo mismo podía sacarme. No hay día tan negro, tan adverso del cual no se pueda salir y seguir, y si hay algo que si se debe decir nunca es para no rendirse jamás.
Los peores momentos siempre me mostraron en la punta de mi nariz que mi obstinado camino no era el acertado y tan solo debía dar un paso atrás y elegir otro sendero.
Muchas cosas me faltan aprender, obstinado soy en no ayudarme a mi mismo a cambiar lo necesario y por ello me demoro en progresar más en esta escuela de la vida. Que hablar entonces de mi propio sendero espiritual... pero vale la pena el premio perdurará para toda la eternidad.
Un abrazo a todos, Paul Barbé
Muchas cosas me faltan aprender, obstinado soy en no ayudarme a mi mismo a cambiar lo necesario y por ello me demoro en progresar más en esta escuela de la vida. Que hablar entonces de mi propio sendero espiritual... pero vale la pena el premio perdurará para toda la eternidad.
Un abrazo a todos, Paul Barbé