jueves, 18 de agosto de 2011

Perdiendo mi Religión, ganando en espiritualidad

Antes que nada aclaro una vez más que no soy una persona religiosa, si espiritual, respeto la opinión de todos, sigo mi camino espiritual adquiriendo sabiduría en donde la encuentre y ofrezco lo mejor de mí para quienes deseen leerme o escucharme. Escribo para todas las personas sin importar su religión, pues al final de nuestras vidas todos estaremos unidos bajo la misma luz del Gran Espíritu Universal.
Me gusta mucho hablar de sendero espiritual en vez de camino de crecimiento espiritual, pues considero que sendero se aplica mucho más a ese trajinar inseguro pero con un destino seguro.
Si hay dedicación diaria, o al menos una dedicación permanente, se avanza aunque el caminante nunca tiene idea de cuánto es lo que avanza, ni dónde va, salvo de vez en cuando vienen destellos de luz y armonía que antes no se habían experimentado. 
Un valioso punto de referencia es cuando el caminante alcanza momentos de profunda alegría, quizás felicidad... los cuales por lo general duran hasta el momento en que se comienza a razonar del porqué de esa alegría tan bonita...
La vida espiritual se construye paso a paso, es decir luego de un tiempo de estar en este sendero, se hace claro la necesidad de permanecer en él, puesto que es un momento en el día en que cobran significado muchas cosas que en el día mundano no se puede.
Entonces el caminante va afinando su percepción de la dirección espiritual que debe seguir, aunque guiada por fuer de sus 5 sentidos, podría decirse que se va desarrollando una intuición espiritual,  además a medida que se gana voluntad crece la responsabilidad de lograr cada vez más, un compromiso con su proyecto de vida. Y así, lentamente se va  notando un algo diferente en la vida común, pues las cosas poco a poco van sucediendo tal cual se planificaron.
El avance en la vida espiritual trae muchas riquezas, pero no aquellas apreciadas por el caminante mundano, sino que riquezas que se comienzan a apreciar ahora en el sendero espiritual y que ya no se pueden abandonar, pues de lo contrario el sentimiento de vacío se hace abrumador. Sin embargo no hay porqué preocuparse puesto que todo logro espiritual no puede ser quitado por ninguna otra persona, totalmente distinto a los logros materiales.
No hay que tener miedo. Lo mejor que podemos querer para una persona es que alcance la realización completa o sea una armonía con su vida, su mundo y con el Universo, también una paz con su pasado y la libertad de la preocupación por su futuro, único camino de felicidad y realización personal.
Es inútil proyectar logros en el camino espiritual cuando apenas iniciamos este sendero, es como si un niño al ingresar al primer año de escuela, proyectara que carrera universitaria va a seguir y luego que especialización seguirá.
Para los ansiosos entonces, deben enfocar su esfuerzo en ser persistentes en su trabajo diario espiritual, nunca medir avances, que además no somos capaces de valorar, y mucho menos compararse con otros caminantes, ni tampoco elegir el nivel de un maestro como meta, pues seguramente seguirán caminos muy distintos o quizás sea limitante, pues tu destino puede llegar a ser algún día más avanzado aún que ese maestro.
Es una piedra muy pesada para llevar en la espalda esperar alcanzar un nivel de santidad o de iluminación, y tampoco proponerse metas oídas de otros como ser alcanzar la curación mágica de personas, visualizar auras, viajar en el plano astral, o cualquier otra meta.
Cada caminante tiene un sendero a seguir, único para esa persona, cuya meta tan solo Dios la conoce, así que es inútil prepararse para alcanzar la luz dorada pues quizás su luz personal sea naranja o violeta. Pero sí prepárate y esfuérzate, cada día, todos los días... en avanzar en tu sendero. Así que debes encontrar una causa a la cual entregar toda tu capacidad de entusiasmo, eso reforzará tu Voluntad, pues sea cual sea tu destino espiritual, será magnífico.
Elementos a tener en cuenta para el crecimiento espiritual
Crear inquietudes sanas:
 ¿Te sientes satisfecha de tu vida? 
¿Qué hay mas en tu vida, tristeza o alegría?, 
¿Qué estás haciendo por tus amigos? ¿por tu entorno?
 ¿Acaso no has pensado que podrías hacer algo mejor con tu vida?, 
¿Estás usando bien los talentos que has recibido en esta vida? 
¿Tienes claras tus metas en la vida?,
 ¿Qué te gustaría haber realizado antes del final de tu vida?,
 ¿A dónde quiere llevarte Dios?
Si tú tomas la firme decisión de avanzar en tu sendero espiritual, si te propones firmemente en progresar hacia la Luz, ten en cuenta que además podrás influir mucho entre las personas que te rodean.
Influir en el sentido de despertar el deseo de libertad hacia el mundo material y competitivo, despertar la voluntad de vivir en paz entre todos. 
Para sentir el atractivo de la superación puedes confrontar tu situación actual con una mejor realidad para tu vida. Básate en tus motivaciones de fondo, provócate el deseo de tomar las medidas necesarias para crecer.
Elaborar un plan personal, es bueno generarse una rutina de trabajo, uno de los motivos es que algunos días que estamos muy cansados, es más fácil no pensar que hacer ese día y simplemente comenzar con una rutina establecida. Otro aspecto positivo es que la rutina puede ser planificada de acuerdo a los logros obtenidos, entonces ir retocando, modificando, agregando los ejercicios espirituales  para ir alcanzando mejorar paso a paso distintos aspectos personales, sean mentales, sentimentales, emocionales o simplemente aumentar el nivel vibratorio personal y por lo tanto la energía interna.
Aprender  los fundamentos de la vida espiritual: la superación de vicios y pecados, el aprecio por la vida de gracia, la adquisición de las virtudes, La lucha ascética, la búsqueda de nuevas amistades identificadas con el crecimiento espiritual. Las diversas etapas por las que va pasando un alma que realmente está comprometida con su acercamiento a la Luz espiritual: purificación, compromiso y plenitud. Aprender a orar en diálogo con nuestra alma, también a defender y trabajar por la comunidad espiritual libre.
Disciplina y compromiso: esfuérzate en realizar tu trabajo diario, ese que tú mismo elegiste hacer. No vivas pensando modificarlo, ocúpate en cumplirlo cada día hasta el final de su etapa.
La lucha contra los vicios y pecados. El error puede ser grande, pero más grande es cuando quien lo provoca supo que lo estaba haciendo, peor aún si lo reitera. 
Como es obvio una persona no podrá avanzar en un camino espiritual si no puede apartarse de los pecados, no hace falta mucha aclaración sobre estos, pues son conocidos desde hace cientos de años, menciono por ejemplo: la envidia, la traición, la mentira. Cada uno de ellos son enormes piedras en la vida de una persona, al punto en que pueden conformar enormes muros donde la persona quedará presa. En otro plano tenemos los vicios los cuales no son menos importantes, pues es como pretender caminar en la arena cargando pesadas piedras; y por último tenemos los errores reiterados.
Entonces para alcanzar los primeros escalones del sendero del ascenso habrá que encontrar la forma de apartarse de esas tres anclas para no hundirse en la vida.
El amor al prójimo consiste en aceptar al hermano sin apuntar a sus errores, sino en elogiar sus virtudes y así alentarlo a continuar su camino de ascensión. Y aquellos que no se interesan en su sanación personal, déjalos en el camino que eligieron, suéltalos sin juicio hacia ellos.
Quien realmente desee crecer en espiritualmente  deberá determinarse a luchar contra muchas actitudes personales que dañan al prójimo. El bien y el mal existen en este mundo, siempre están juntos, y está bien así pues de esa manera cada persona tiene la posibilidad de elegir, la lucha no debe hacerse hacia fuera, sino dentro de la mente de cada uno.
En las distintas etapas de progreso espiritual, se va fortificando la voluntad para irse apartando cada vez más del pecado, de los vicios y de los malos hábitos, entonces si el caminante desea tener una idea de su progreso espiritual, allí tiene una medida muy valiosa, no necesita la opinión de ningún sacerdote o maestro, tan sólo debe observarse a sí mismo, con sinceridad y comparar su propio interior de antes con el de hoy, cuánto ha logrado liberarse de aquellas piedras es un fiel reflejo de cuanta más luz hay en su Alma.
Es como un humilde campesino que un día se dio cuenta que su campo está lleno de malezas y piedras, de allí a tener un hermoso huerto habrá un proceso largo de mejoras, deberá comenzar a limpiar su tierra primero antes de comenzar a echar nuevas semillas, si puede por ejemplo ir limpiando su campo en zonas, pues al menos  en algún tiempo tendrá algo para comer, y así el caminante espiritual algo para regocijarse de su avance. Pero sin dudas que no funcionará nunca una buena huerta al lado de un campo enfermo, pues las plagas comerán su huerto.
Entonces, a medida que su huerto va mejorando, irá tratando de limpiar cada vez más las áreas vecinas,  así no habrá invasiones.  En esta comparación, quiero decir, que no es imprescindible que todo lo malo o inadecuado sea limpiado en aquel caminante que recién inicia, ni tampoco en aquel que apenas logró sus primeros escalones. Tan sencillo como que él mismo sentirá la necesidad de liberarse, en el momento adecuado, y por lo tanto la voluntad se fortalecerá y será cada vez más fácil apartarse de las malezas y piedras interiores. Y más adelante aún, tener la fuerza espiritual para quitarlas.
Importa tener en cuenta que el sendero espiritual es individual, que la curación es interior, que nadie más que tú mismo es quien dirige tus pasos y elige que mejorar, qué hacer y qué dejar de hacer.
Nunca te niegues la posibilidad de avanzar hacia la luz de Dios, porque en tu pasado te hallas equivocado, aunque los errores hayan sido muchos o graves, el auto perdón es la luz que libera, el pasado pasó, lo que importa es el presente, entonces este presente debe afirmar el sincero deseo de mejorar, crecer y aprender para que los errores no vuelvan a repetirse.
No es porque te vistas de monje que eres un monje.
No es por rezar todos los días que eres un Alma pura.
No es porque participes en eventos espirituales que eres un trabajador de tu espíritu. 
El caminante espiritual es aquel que se mantiene en la misma actitud todos los días y cada momento, y no es porque se convirtió en un Alma pura, sino porque en base a lo que logró avanzar  no se permite a sí mismo descender de allí, tan solo porque en ese momento está fuera de su espacio meditativo.
En los momentos difíciles de la vida hay que mantenerse parado en el mismo sendero que tanto trabajo ha llevado llegar hasta allí.
En las grandes dudas, el Alma siempre se salva cuando logra separar lo material de lo espiritual.
Dejar la ganancia pasajera de lado, ganar la alegría de poder mantener la firmeza de voluntad de no apartarse del camino a la luz. 
Es útil tener presente frases que ayudan como ser :
“antes de perjudicar no hacer”, 
“no sirve de nada ganar muchas cosas en la vida si pierdo mi Luz”,
“en este mundo tenemos todo y no tenemos nada, todo termina perdiéndose, menos el amor y lo aprendido”, 
“la mayor tristeza es volver a caer en el mismo error que antes caí”.
Además hay que tener en cuenta que una manera de llegar a momentos difíciles es vivir “con dos corazones” pretender caminar en el éxito material y social, y al mismo tiempo progresar espiritualmente; también el mismo camino de vida que pretende acaparar pertenencias, apilar ganancias a la larga alguien intentará arrebatarlas. 
Quien nada tiene nada pierde. 
Quien aprende a tener desapego de lo mundano jamás sufrirá por perder nada de ello, además todo lo espiritual que se gana jamás se pierde, nadie te lo podrá quitar sino lo contario cada vez más tendrás.
El humilde caminante que no piensa en metas, vive una vida cada vez más llena de paz y alegría por su desapego, pero también debe luchar por mantener su trabajo diario, para mantenerse lejos de las viejas faltas, el incumplimiento de sus tareas diarias llevará a tropezones.
El crecimiento espiritual tiene muchos escalones, estos consisten en niveles de compromiso cada vez mayores.
Así cuando un caminante decide trabajar para ascender al siguiente escalón es porque asume dos cosas:
  • que deberá renunciar a hábitos antiguos para poder llegar a él, pues con una piedra no tendrá fuerzas para ascender hasta allí.
  • además que para llegar deberá transitar un camino que lo irá llevando paso a paso a ese nivel superior, cambiando interiormente.
Suele hablarse de lucha ascética como condición para lograr una vida espiritual, esto quiere decir  el esfuerzo que el caminante debe realizar si quiere progresar en su vida espiritual, él es quien tendrá que trabajar para que esa Luz divina que lleva en su Alma crezca y alcance su plenitud. Entonces será un guerrero contra las barreras obstructoras en su camino hacia la gracia: la soberbia, la pereza, el egoísmo, la sensualidad, y otras pasiones de las cuales todos encontrarnos en nuestro diario vivir.
No niego lo difícil que es descubrir la verdad en esta vida, más aún para mantener firmeza en un camino tan difícil de “medir” el avance.
Es evidente que cada uno sufre la eterna lucha entre la tentación mundana y las metas cercanas y rápidas y aquel camino lento y tan trabajoso. 
Quisiera yo como tantos que esa meta de luz fuera más fácil de llegar a ella, pero hoy día no pienso abandonar mi camino hecho por perseguir ninguna meta mundana. 
No dejo de ver el sacrificio que implica cada avance, pero después de todo, ¿es tanto el sacrificio? Más bien es una lucha contra la tendencia desordenada de llevarme a la distracción y una vez fuera de mi centro, fuera de mi sendero, perderme en la vida, esclavo de los deseos de mi Ego.
Mantenerse en la lucha ascética no es necesariamente, mantener un esfuerzo extraordinario en todo momento del día, se hace lo que se puede por avanzar, pero más que nada el esfuerzo es por no camina hacia atrás o abajo. 
En definitiva el avance se obtiene mediante las pequeñas renuncias de todos días, dice la Biblia 
“El que es fiel en lo poco, lo es también en lo mucho; y el que es infiel en lo poco, también lo es en lo mucho” (Mt 25, 21).
La lucha ascética no es  un trabajo imparable que solo finalizará con la llegada a un estado espiritual superior, o hasta llegar a aquel escalón espiritual deseado hace tiempo, sino, como una serie peldaños en la escalera al cielo, una lucha a librar todos y cada uno de nuestros días. 
Si, pero en la cual podemos y debemos cada tanto detenernos, para observar el camino ya hecho y el que aún falta para completar nuestra misión en esta vida.
La  vida espiritual presenta tres etapas de crecimiento: la purificación, la iluminación y la unión. 
Purificación, respecto al pesado lastre que debemos liberarnos y además de abandonarlo para siempre. 
La purificación exige  una lucha contra los criterios del mundo que pueden apartarnos del camino hacia la luz y estar atentos a captar las tentaciones de seguir caminos fáciles que hacen tanto mal. La purificación encuentra su fundamento en la Humildad, en ese tomar conciencia de la propia nada, de lo efímero del mundo y de la grandeza de la eternidad del Alma.
Es importante en ese proceso evitar la contaminación, es decir evitar conversaciones que nos sacan de nuestra mejor vibración y mueven nuestra brújula hacia nuestro mejor camino.
Iluminación progresiva que va llegando en la medida de incorporar cada vez más actitudes y pensamientos positivos 
La oración profunda y sincera, es fuente de luz y fuerza, con ella alcanzamos estados transitorios de vibración más elevada y conciencia superior. Aunque con frecuencia, cuando se recitan oraciones, no siempre se tiene conciencia de cuanto se dice; debemos estar siempre atentos que no acabe por convertirse la oración en mera rutina, en estribillo que se repite inconscientemente. 
Uno debe entrenarse en hacer el silencio interior y lograr la unión con el Universo y el camino eterno de todas las almas hacia la luz del Gran Espíritu.
En la oración, una persona debe aquietar su mente, su voluntad, su corazón, su memoria, su imaginación, para dialogar con Dios, como se conversa con un amigo.
Todo trabajador espiritual debe buscar crecer en el estado de consagración a la oración sincera, consciente y dedicada a una entrega a este diálogo con Dios y sacar de allí la Luz, la determinación y la ayuda para recorrer cada jornada.
Es muy importante lograr la disciplina de orar al despertar de cada día, antes de iniciar las actividades, así comenzamos la jornada con nuestra energía plena.
Unión con todos los caminantes de luz, ellos van apareciendo en nuestro sendero, hay que estar atentos a reconocerlos.
Es bueno buscar y mantener contacto con otros caminantes, es muy inspirador, pero teniendo un cuidado especial de no confundir nuestra meta actual por la influencia de otros amigos. 
Intercambiar opiniones, aprender de ellos lo posible y así mejoramos la calidad de nuestra brújula espiritual. 
Recordando que esas uniones son pasajeras y que seguiremos solos hasta el próximo encuentro, pues hay que tener presente que nuestros caminos son únicos, aunque nuestro destino final sea el mismo, volver junto al Gran Creador.
El plan de vida, es  indispensable para el progreso del Alma, dado que en el sendero espiritual,  no se podrá avanzar sin un cierto orden y dedicación.
Cultivo de las virtudes: en mi artículo del 10 de julio escribía sobre virtudes y defectos. Lo recomendable es ejercitarse en las virtudes cuya carencia más afectan nuestra vida diaria. 
Es muy importante,  el pensar bien de los demás, evitar la crítica y  la murmuración, cultivar la generosidad y caridad. 
Aprender y esforzarse a ver a las personas desde el punto de vista de sus cualidades y no apuntar hacia los defectos de los otros, aprender a festejar con los triunfos merecidos de los hermanos. 
Aprendiendo a  trabajar en equipo y a encontrar el mejor espacio dentro de la comunidad para poder entregar lo mejor de cada uno a todos en forma desinteresada. 
Hay que adquirir el buen hábito de hablar de los caminos hacia la paz y la luz a los amigos y vecinos.
También todo aquello que aliente a seguir adelante en nuestro esfuerzo diario.
Capacidad de sacrificio, demasiadas personas intentan llevar una vida cómoda, se rehuye del sacrificio y se trata de obtener el máximo de placer con el menor esfuerzo.  
Es muy difícil avanzar en la vida sin trabajo constante, mucho más aún en el sendero espiritual.
Aquellos que desean alcanzar estados del Alma elevados deberán plantearse su purificación, por la práctica diaria.  Un signo palpable de progreso en la vida espiritual será la facilidad progresiva que se va aceptando el sacrificio en el sentido que cada día dedicará un tiempo importante a la disciplina de la mente y el cuidado del espíritu.
Respecto a las etapas de vida espiritual:
Una persona recorre diferentes etapas en el camino de su superación hacia la perfección, se aprende con la práctica diaria la dirección espiritual deberá seguirse según las necesidades que aparecen en cada etapa en que se encuentren.
La dirección espiritual de los principiantes.
Aquí el objetivo principal deberá ser motivarse para afrontar las dificultades que surgirán, y prevenir sobre los escollos que podrán encontrar una vez iniciado el camino. Sucederá que comenzarán a surgir experiencias distintas a las esperadas, habrá que mantenerse firmes sin caer en la desesperación, y la tentación de abandonar el camino para volver a senderos fáciles de la vida. El crecimiento  consiste en una lucha cuya duración se extiende a toda la vida, y que solamente triunfa quien persevera en ella. 
Tampoco hay que irse a otro extremo y proponerse un plan de vida tan exigente y tan fuera de su realidad, que prácticamente les será imposible cumplirlo y cayendo pronto  en el desánimo.
En esta etapa es importante entender que la meta a la cual deseemos llegar no siempre es clara y que además casi siempre  luego de un esfuerzo largo nos darnos cuenta que esa meta ya perdió significado y aspiraremos a otra meta.
Para los adelantados.
Es la etapa en que el caminante se conoce mejor a sí mismo y comprende más la vida espiritual. Sabe que hay etapas difíciles y por ello reconoce cuando detenerse para buscar mejor su camino más adecuado. También aprendió a buscar orientación en maestros y colegas del sendero espiritual. El avance en el sendero espiritual es más rápido porque ya se tiene un plan de vida definido.
Ya se sabe que cada nueva etapa inicia conmoviendo nuestro interior, pero luchamos firmes pues sabemos que es parte de un proceso de sanación.
Para el caminante experimentado.
En el camino a la perfección, sobre todo cuando se ha avanzado más, hay épocas en que se presenta lo que en la vida espiritual que pueden visualizarse como noches, áridos desiertos, o espesas nieblas. 
En ellos  el caminante no siente nada en sus meditaciones, sus mantras parecen solo sonido, sus oraciones palabras al vacío, todo lo ve negro, sin respuestas, sin ideas. 
El Gran Espíritu trae estas experiencias en la vida de ciertas Almas para purificarlas, para hacerlas revisar profundamente su interior  y hacerlas capaces de niveles más elevados de oración, de unión con Él y de entrega. 
En estos períodos se pueden presentar terribles tentaciones contra la fe, la esperanza, y la voluntad de continuar, poniendo el caminante  sobretodo en duda si el camino espiritual es su meta. 
Hay momentos en los que hay que acentuar la visión al interior, a todos nos cuesta tener la valentía para abrir nuestro sótano mental, ese rincón apartado donde hace muchos años, quizás muchas vidas, hemos guardado viejos traumas que si no los quitamos de allí, esas oscuras piedras impedirán avanzar en el camino a la Luz.
Evidentemente, para atravesar este período sin retroceder  es necesario dedicar unos días o quizás semanas en un programado retiro, en donde allí en el silencio habrá que realizar un proceso de limpieza y ordenamiento interior,  para luego de él alcanzar la luz que ilumine el camino a seguir. 
Cada muchos escalones hay un amplio escalón para mirar el horizonte, para dejar que el viento del espíritu despeje del alma su pasado. Un descanso para levantar la cara y recibir la Luz y con  ella re emprender el camino.
Un abrazo a todos, Paul Barbé