sábado, 30 de abril de 2016

Cuida tu templo interior

Muchas personas viven su vida basados en sus gustos y deseos, cumplen con sus obligaciones sociales y enfocan su diario vivir en el progreso económico.
Pero en el proceso normal de la vida con sus altos y bajos, lo material viene y se va, las amistades también, las relaciones de parejas son cada vez más volátiles.
Cuando todo va bien la mayoría disfruta todo lo que puede sus momentos libres, pero llegará un día en que algo importante se pierda.
La pérdida de un empleo, un accidente, la enfermedad de un ser querido, o de uno mismo. Llegado ese momento de quiebre, el sufrido se encuentra desamparado, pues, las palabras de consuelo no alcanzan... de poco sirve que en las redes sociales recibamos algunas frases de aliento o apoyo, pues el deseo y la necesidad de recibir un abrazo parece imprescindible. Y aún así si dicha persona tiene la fortuna en esta vida de poder contar de seres queridos que sí brinden un cálido abrazo, la crisis no se resuelve...

Una persona que nunca dedicó un momento diario a estar en su Templo y a cultivar su paz interior, que nunca desarrolló su capacidad de rezar o de repetir mantras u oraciones, quizás cantar salmos o de recitar reflexiones espirituales, entonces...
Esa persona en una crisis estará absolutamente sola, pues ni siquiera contará con la companía de sí mismo.
Quien vivió su vida basada en lo exterior el día que el mundo que lo rodea se desmorona, o la persona que considera su inseparable companía se fué, en ese momento no encuentra un lugar apropiado en su propio Templo para intentar dialogar con su Alma, encontrar la gran luz.

Si nunca rezó, podrá recitar oraciones, pero no las sentirá, pues sus oraciones las hará tal cual está acostumbrado a relacionarse en el mundo material. Digamos "cuanto me cuesta resolver esto Dios?" ,"30 padres nuestros?", "8 días de arrepentimiento y plegarias?"

Dijera Buda, ni tus peores enemigos pueden hacerte tanto daño como tus propios pensamientos.

Rezar, orar, cantar mantras o salmos, son útiles cuando ese acto forma parte de un diario vivir y ese hábito es realizado con profunda convicción de que es eso lo que mantiene su Templo interior fuerte.
Es el refugio seguro que nadie te puede quitar, ni la peor enfermedad, ni la peor desilusión o pérdida, el Templo siempre estará, pero estará tal cual se lo ha mantenido. Es como si una persona con una vida pasiva un día tiene necesidad de correr 5000 metros muy rápidamente, aunque su vida dependa de ello, no podrá hacerlo.

Si el Templo fue abandonado y un día por necesidad se entra en él, habría que empezar sacando el polvo, habrá que limpiarlo, ordenarlo y pulirlo. Habrá que aprender a estar en él, solos y en total silencio... y dentro de ese lugar íntimo y sagrado empezar a aprender qué es lo que ese lugar nos puede brindar.
Es un aprendizaje largo, lleva mucho tiempo y dedicación. Así que más vale que todos empiecen ahora a cuidar su Templo ¡ahora!, mientras los tiempos no sean malos.
Pero aún eso no es todo... y felizmente no lo es... pues aquellos que logran persistir en visitar su Templo interior encontrarán allí el verdadero refugio. Allí dentro esta el mapa del verdadero camino a seguir en la vida.
El Templo tiene muchas puertas, pero hay que ir encontrando sus llaves. Quien encontró la primer llave, de la puerta de la paz estará entusiasmado a volver a esa sala cada vez más tiempo y un día encontrará una nueva llave a otra sala de mayor paz u otra sala, pues hay muchas, pero eso es un proceso.
No es el mismo para nadie, tampoco es posible avanzar allí dentro con la ayuda de otros, allí hay que avanzar solos, pero permanecer dentro del Templo es maravilloso, difícil al principio, pero posible de lograr.
Para quienes consideran iniciar su búsqueda les aconsejo esto: sentarse cómodo, no es imprescindible posiciones especiales que obliguen a esfuerzos pues el cuerpo estará incómodo y pronto hará imposible no pensar en ello,  busque una posición sentado de manera que todo el cuerpo pueda estar relajado. Encender un incienso ayuda, una música suave también pero sólo si es adecuada. Para el novicio también es importante que el lugar sea tranquilo donde no sufra interrupciones de otras personas.

La primera vez que realice el intento en forma seria, con suficiente convicción, es muy probable que si logra la suficiente introspección no se dé cuenta que entró en su Templo.
Eso por varias razones por permitir que la mente racional tome las riendas de la visita al Templo, pues allí no hay nada que analizar, tampoco se la necesita para que enumere todos los problemas y frustraciones con que llega el buscador, tampoco repasar la lista de recuerdos. 
Allí dentro no se necesita nada. Solo la presencia de la parte más elevada de nuestra mente , TU YO SOY.
Dejar fuera la mente racional es como quitarse los zapatos para entrar a algunos templos, es un sinónimo de que dejamos el mundo exterior fuera y lejos de nuestra atención.

Una vez dentro, no busques visiones del Templo, si llegan bienvenidas, pero si no percibes ninguna visión realmente no importa para nada. Aunque lo único que percibieras fuera silencio y vacío... ¡lograr eso es maravilloso!
El primer gran paso es justamente alcanzar el silencio, y eso será el día que dejes fuera a tu mente analítica o racional, pues ella es sólo una herramienta que todos desarrollamos para sobrevivir en el mundo exterior, pero es un enorme estorbo allí dentro, será un lastre que impedirá avanzar.
El día que encuentre la sala del silencio, cada vez será más fácil llegar a ella, al volver a ese lugar repetidamente en algún momento podrá encontrar como llegar a la primer sala de la paz interior.
El logro que seguirá será la alegría... de comprender cuan beneficioso es ese camino... de sentirse bien... de comprender que la vida es más sencilla en su simplicidad, libre de ataduras a cosas exteriores. La alegría en haber encontrado ese lugar íntimo, de paz y bienestar, al que podrá llegar y permanecer dentro en cualquier momento o lugar. Se puede entrar tan sólo unos minutos, o una decena de respiraciones, todas las veces que se desee o necesite,  dependerá del hábito de búsqueda, para volver a estar centrado y mejor, para después continuar la jornada.
Quien logra persistir, día tras día, no recibirá premios de otros, sino que habrá encontrado un estado de vida cada vez más completo.
No puedo describir cuales logros irá conquistando cada buscador, pues depende de cada uno.

Con el tiempo ese Templo tan íntimo y personal se convertirá en el principal motivo de vida.

Cada logro alcanzado irá llevando al buscador  a estados cada vez más hermosos. Hasta que un  día alcance a abrir una puerta y encontrarse con su Alma.