Sucede a veces que no se logra frenar la mente para alcanzar un momento de paz profunda. La mente divaga en muchas cosas y ni siquiera nos permite enfocar en un tema en particular solo quiere vagar, saltar de recuerdo en recuerdo, de un problema a otro, muchas ideas y ninguna.
Acaso has estado en un estado de ansiedad que no tiene explicación, pues nada es adecuado para hacer y cuando no se hace nada se siente que algo se debe hacer, entrándose así en un circulo sin fin.
Siempre vuelvo a la vieja solución que encontré cuando caía en estos estados, caminar.
Ha sido una solución mágica para mí, pues al caminar la mente se distrae y entonces poco a poco voy recuperando mi paz, la mente “suelta” mi conciencia y así puedo ahondar en mi paz interior.
En las caminatas del silencio logro separar mi ser de todo lo superfluo e invasivo del mundo consumista. Pues en el caminar por los senderos del mundo real no se encuentran todas aquellas fantasías que se pretenden imponer por repetición.
Así como he escrito anteriormente sobre el retorno a la esencia; el caminar del silencio es su complemento y el retorno a la paz interior una necesidad.
También he escrito antes que no es solución buscar aislarse del mundo, pues tarde o temprano debemos “volver a él” y por falta de hábito de enfrentarlo perdemos la paz lograda.
El desafío espiritual es vivir dentro del mundo competitivo, consumista e invasivo, nos llueven noticias y comentarios que impulsan a nuestra mente a proyectarse hacia el mundo exterior.
El desafío es entonces, mantener la esencia individual, la salud y la paz interior, aún en los peores sitios.
Por más que parezca imposible mantener la paz frente a tantos ataques de la gente, de situaciones invasivas, de trabajos que empujan al límite el esfuerzo de no dejar de ser uno, en la lucha para no ser pasado por encima por aquellos que no tienen respeto por los demás, que mienten y que nada les importa lo que quiten a otros.
Justamente es parte del desafío espiritual en el momento histórico en que nos encontramos.
Estamos en el final de una era, donde un cambio está por llegar; en ese momento se separará la semilla de la paja, como dice la Biblia. Aquellos que hayan logrado sostener su integridad, y más aún cuidar su propio camino de crecimiento espiritual, serán los que estén preparados para el nuevo mundo que vendrá.
Caminar en el silencio entonces, todas las veces que sea necesario, es algo que recomiendo con un gran convencimiento de mi parte. Caminar y en ese sendero elegido ir soltando las cargas innecesarias que otros nos han colgado en nuestra mochila.
Sugiero un caminar ágil, si es posible un ejercicio que logre cansar al cuerpo, pues en el esfuerzo sostenido del caminar, la mente se concentra en el esfuerzo y dejar de molestar a la conciencia.
El ejercicio proporciona salud, y la conciencia libre, cura la mente. Y luego al retornar al hogar, luego de un baño reparador, minutos después se puede disfrutar una hermosa paz; y allí estaremos en el momento mágico para reencontrarnos con nuestra alma, para bañarnos con su luz.
En ese momento de paz, nuestra plegarias serán muy fuertes y retumbarán dentro de nuestro ser.
Tengan Fe en mis palabras, Caminen en silencio, caminen rápido, luego disfrutarán aún cansados de una paz revitalizante.
Un abrazo a todos, Paul Barbé