Hace un rato escuchaba una danza indígena de los indios Caribou, y pensaba que buenas y simples estas canciones para usarse como mantras de entonación y meditación en busca de la paz interior...
No hay mejor regalo para uno mismo que luego de un día agitado, regalarse un canto así para el alma, quizás pueda no gustar el estilo, pero es bueno probarlo, muchas canciones indígenas tienen un enorme poder espiritual, sus letras son simples y fáciles de memorizar para luego cantarlas para uno mismo. Lo recomiendo, vale la pena.
Escribía otras veces, que el primer paso del trabajo diario de meditación, o trabajo espiritual es conciliar lo mejor posible la armonía interior.
No se puede meditar, estando nervioso, estresado, ansioso o preocupado.
Recuerden los principios de Reiki de Mikao Usui que escribí otro día... "solo por hoy no te preocupes" dice uno de ellos.
Recuerden los principios de Reiki de Mikao Usui que escribí otro día... "solo por hoy no te preocupes" dice uno de ellos.
Es importante dedicar en el día, un momento sagrado para la intimidad con uno mismo, para dialogar con el corazón y con el alma. En ese momento sagrado debe tener libertad de toda relación con el mundo exterior, ese momento es para uno.
En esa intimidad cantarse a uno mismo un mantra es el gran paso hacia la armonía, cuando más nos adentramos en un estado de armonía, más aumenta la energía interior y es más fácil alcanzar niveles de entendimiento que de otra manera no se logran.
Es útil poner una música de fondo que cumpla con un rol de pantalla de ruidos exteriores, pero que esa música no entre en conflicto con un estado de paz y armonía interior o con lo que cantas o tus
oraciones.
Pero hay que tener cuidado que ese estado de armonía no se pierda porque nos veamos impulsados a resolver problemas mundanos o del diario vivir.
Empecemos con una respiración pausada y completa, para aumentar la vibración interior.
Estando sentados en una posición cómoda, y al mismo tiempo que mantenemos una respiración muy relajada, profunda haciendo entrar mucho aire y luego soltándolo muy suavemente, luego de un tiempo tratar de visualizar (imaginar) colores en nuestro frente, o tratar de visualizar objetos especiales como ser una puerta, una ventana que entra una hermosa luz o aire agradable.
Un ejercicio muy importante que es bueno practicar todo lo que se pueda, es así:
imagínese que le llega desde el cielo una luz del color que le resulte más agradable o adecuada, suponga dorada, plateada, blanca, violeta o del color que usted desee o necesite...
imagínese que le llega desde el cielo una luz del color que le resulte más agradable o adecuada, suponga dorada, plateada, blanca, violeta o del color que usted desee o necesite...
Imagínese que esa luz baña todo su cuerpo, imagine que esa luz se interna en su mente, le da paz y bienestar, respire, luego imagine que esa luz va invadiendo cada parte de su cuerpo dando alivio y bienestar, respire hondo, cuando ingresa el aire, también lo hace la luz, cuando sale el aire lentamente sale la energía impura y su cuerpo se va limpiando...
Imagine ahora que el alivio y la limpieza va recorriendo su cuerpo, su cabeza, sus hombros y garganta.
Imagine ahora que el alivio y la limpieza va recorriendo su cuerpo, su cabeza, sus hombros y garganta.
Luego su corazón se llena de luz y usted se siente con cada respiración mejor, su paz aumenta sus pulmones están llenos de aire y luz... Ahora la luz alcanza su vientre. Vaya iluminando su cuerpo entero y sienta que la circulación lenta de aire en sus pulmones ha purificado mucho su cuerpo.
Una vez que haya hecho por un buen tiempo esto, si tiene un buen espacio tranquilo haga el ejercicio de la luz parado e incorpore movimientos del cuerpo muy suaves de sus manos, brazos y piernas tal cual usted mismo sienta hacerlos, si no sabe qué hacer haga círculos con una mano, luego la otra, luego una sigue a la otra, invente, imagínese bailando suave y lentamente que Dios está observando y disfrutando vuestra devoción y agradecimiento... siga, siempre con suavidad.
Finalmente deténgase, eleve sus manos al cielo y vuelva a sentarse. Entonces no haga más nada, solamente respire hondo un buen rato, y para terminar ponga sus manos en el corazón y agradezca. Sin dudas, se sentirá mucho mejor.
Un abrazo a mis queridos lectores, Paul Barbé