El domingo pasado marcaba el final de un período, (este artículo lo escribí el lunes 14 pero recién hasta hoy no logré dar a mi reflexión su mejor mensaje).
Era el día de practicar algo así como el examen de fin de
cursos. Fui con mi señora, mi hija y nuestro grupo místico a Maldonado a
visitar su catedral y luego la iglesia de la Candelaria. Teníamos planeado
hacer unos rituales místicos y religiosos.
Fue un día especial, viajé con una mezcla de expectativa
y también esperanza de lo que podría vivir en cada uno de los rituales que
realizaríamos. Pues de antemano cualquiera de ellos prometía la posibilidad de
un importante logro o avance espiritual.
Personalmente veo ahora, dos días después (miércoles16), que
no fue bueno (una vez más) permitirme la ilusión de vivir logros en ninguno de
ellos. Y no porque no pueda lograrlos, sino porque lo normal que sucediera era
que, aunque en cualquiera de los rituales que realizara, sea cual fuera el
resultado de la experiencia mística, casi con certeza no tendría mi conciencia
una idea de la verdad, ni el alcance de lo logrado. Porque si así fuera,
entonces tendría yo una conexión directa con mi alma y mi espíritu, cosa que no
es así.
Entonces evaluar los resultados de cada ritual realizado
brindaba la oportunidad a mi Ego y mi mente interpretar el logro o fracaso
alcanzado.
El Ego siempre necesita logros, satisfacciones,
reconocimiento. El camino místico y el espiritual no son caminos que el Ego
desee transitar, pues es incapaz de comprender nada en ellos, y por ello
influirá en nuestra mente para desanimar todo esfuerzo en ese camino.
Que esperaba acaso mi Ego, ¿Qué la estatua de Jesús me
guiñara? ¿Qué un rayo de luz me iluminara? ¿Qué un ángel me saludara?
Sin embargo, algo si pensé sobre el final de la jornada,
un logro concreto, años atrás no hubiera ido a realizar rituales religiosos en
una iglesia, hoy día sí, conclusión, mi Fe es más fuerte.
Por supuesto que cada uno puede intentar definir su
experiencia personal y entonces evaluar si tuvo éxito o no.
Creo yo que es un error comparar los resultados de otros
con los míos, primero porque el logro que otro tenga, quien lo dice también
está propenso a errar en la apreciación y entonces, ¿es acaso verdadero? Por
otro lado, si un amigo obtiene un logro en un ritual y yo no, ¿eso debe influir
en mi autoestima?, ¿debe afectar mi voluntad de continuar esforzándome para
superarme?
Entonces, hace un tiempo, decidí no preguntar por mi
progreso espiritual. Y si mi Ego insiste, hacer mi esfuerzo por desestimar como
tantas veces, sus molestas cuestiones, sus ilusiones y sus deseos.
De las ceremonias que realizamos cada una dejó su
impacto, pero, qué puedo decir, que apenas las percibo en mi conciencia como
fueron, y de todo eso vivido solo parece quedar, sentimientos y emociones, que
son difíciles de interpretar o quizás mejor ni hacerlo.
Arriesgo afirmar que, en el camino de evolución
espiritual, nadie sabe hacia dónde va, tampoco tiene la certeza de qué es
exactamente lo que tiene que hacer, entonces nos guiamos por la Fe y la
intuición.
Caminamos todos los buscadores a tientas, buscamos una Gran
Luz que nuestros ojos son incapaces de ver, caminamos luchando con nuestro Ego
que señala siempre caminos errados, luchamos contra el desaliento, luchamos a
veces por alcanzar metas que no eran necesarias, pero en el transcurso de esos
caminos siempre crecemos espiritualmente, aunque no seamos capaces de medirlo.
Recuerdo ahora, a fines del 2016 terminaba otro curso de
un año, desprogramación emocional, cuando la guía dio las devoluciones a cada
uno, habló de sus ángeles personales, incluso a algunos de mis compañeros de
curso, ella dijo que estaban acompañados por dos ángeles.
Cuando llegó mi turno fui el único que no mencionó la
compañía de uno. Eso me provocó un cuestionamiento duro hacia mi camino
espiritual, especialmente porque ese fue un año de muchísimo esfuerzo por salir
adelante y escapar del pozo en que había caído a raíz de mi separación a fines
del 2015.
Mucho tiempo me llevó dejar de lado ese impacto, hoy
puedo decir que lo superé logrando sostener mi voluntad de continuar mi camino
espiritual a pesar de todo, a pesar de las muchas veces que sentí fracasar, que
sentí que con nada lograba ni el más pequeño paso.
Hasta que un día comprendí que, ¿A quién realmente le
importaba?, a mi Ego.
Entonces a partir de ese momento aprendí algo, que es más
importante trabajar cada día, día tras día, que la efímera felicidad de recibir
un elogio de alguien.
Pues, ¿cuál es la razón de trabajar en mi camino
espiritual? ¿Reconocimiento y elogios? No, simplemente intentar purificarme así
sea una pequeña partícula de mi ser… de mi Alma.
Comprendí que el más importante logro es sostener mi
voluntad de continuar día a día, mis plegarias, mis meditaciones, mi esfuerzo
por cambiar todo aquello que sea necesario en mi interior, para seguir
intentando de la mejor manera que sea capaz, continuar avanzando mi pequeño
paso del día hacia una Luz que, aunque no vea, la busco con mi corazón.
Y así, sentirme un día cualquiera, mejor, tan sólo por
haber finalizado mi trabajo diario, sentir la emoción y la alegría, de decir
una vez más, hoy he hecho, lo mejor que he sido capaz de hacer.
Mi esfuerzo diario es algo con lo que puedo contar de
forma segura, pues no debo contar con la ayuda ni aprobación de nadie, sino tan
sólo hacerlo. Quizás algún día vea realizado un avance, pero mientras no sea
así, tendré la paz interior que hago lo mejor de mí en pos de avanzar hacia la
Luz.
Por otro lado, si he ido a participar en un encuentro
espiritual, o místico, al volver de él, sentir que he hecho lo mejor que he
podido, entonces así está perfecto.
Teniendo muy presente que, para mí, lo principal de un
camino espiritual es sostener la Fe y la convicción de continuar caminando, y
que no deben importarme los elogios ni los logros, eso lo necesita mi Ego y él
quiere ir hacia caminos que me alejan de la Luz.
Mi conciencia, sólo desea mantener la Fe y la Voluntad de
seguir y seguir caminando, al ritmo que cada día sea capaz de realizar, pues
eso es la Fe, continuar haciendo lo mejor aunque no seamos capaces de ver o
sentir un resultado, una respuesta. Y así debe ser, pues ¿cómo podría ser un
camino espiritual si todo fueran certezas?
Llevo más de 25 años buscando seguir mi mejor sendero,
muchas veces me equivoqué y tuve que corregir, abandonar grupos, cambiar
rituales o formas de meditar… empezar de nuevo por otro camino, otra actividad,
siempre sin certezas, con la única brújula de mi corazón. Y aunque parezca
poco, ¡qué buena brújula es! Entonces, si mi actividad mística o espiritual me
regala un momento de alegría, significa que es el rumbo correcto y a continuación,
con alegría a redoblar mi esfuerzo en ese camino.
Y dado que soy un buscador más, como tantos, aquellas
veces que, cuando todo lo echo se cae, buscar nuevamente un nuevo camino,
aunque el puente que mis sentidos ven, parezca muy inseguro. Y allí iré dispuesto
a cruzarlo a pesar de todo, y a lanzarme a dar el salto al vacío que sea
necesario tan sólo porque tengo Fe que es el camino correcto, con Fe y Confianza,
firme hacia la Luz hasta mi último día en esta tierra.