domingo, 20 de diciembre de 2020

Caminando hacia la Luz

El domingo pasado marcaba el final de un período, (este artículo lo escribí el lunes 14 pero recién hasta hoy no logré dar a mi reflexión su mejor mensaje).

Era el día de practicar algo así como el examen de fin de cursos. Fui con mi señora, mi hija y nuestro grupo místico a Maldonado a visitar su catedral y luego la iglesia de la Candelaria. Teníamos planeado hacer unos rituales místicos y religiosos.

Fue un día especial, viajé con una mezcla de expectativa y también esperanza de lo que podría vivir en cada uno de los rituales que realizaríamos. Pues de antemano cualquiera de ellos prometía la posibilidad de un importante logro o avance espiritual.

Personalmente veo ahora, dos días después (miércoles16), que no fue bueno (una vez más) permitirme la ilusión de vivir logros en ninguno de ellos. Y no porque no pueda lograrlos, sino porque lo normal que sucediera era que, aunque en cualquiera de los rituales que realizara, sea cual fuera el resultado de la experiencia mística, casi con certeza no tendría mi conciencia una idea de la verdad, ni el alcance de lo logrado. Porque si así fuera, entonces tendría yo una conexión directa con mi alma y mi espíritu, cosa que no es así.

Entonces evaluar los resultados de cada ritual realizado brindaba la oportunidad a mi Ego y mi mente interpretar el logro o fracaso alcanzado.

El Ego siempre necesita logros, satisfacciones, reconocimiento. El camino místico y el espiritual no son caminos que el Ego desee transitar, pues es incapaz de comprender nada en ellos, y por ello influirá en nuestra mente para desanimar todo esfuerzo en ese camino.

Que esperaba acaso mi Ego, ¿Qué la estatua de Jesús me guiñara? ¿Qué un rayo de luz me iluminara? ¿Qué un ángel me saludara?

Sin embargo, algo si pensé sobre el final de la jornada, un logro concreto, años atrás no hubiera ido a realizar rituales religiosos en una iglesia, hoy día sí, conclusión, mi Fe es más fuerte.

Por supuesto que cada uno puede intentar definir su experiencia personal y entonces evaluar si tuvo éxito o no.

Creo yo que es un error comparar los resultados de otros con los míos, primero porque el logro que otro tenga, quien lo dice también está propenso a errar en la apreciación y entonces, ¿es acaso verdadero? Por otro lado, si un amigo obtiene un logro en un ritual y yo no, ¿eso debe influir en mi autoestima?, ¿debe afectar mi voluntad de continuar esforzándome para superarme?

Entonces, hace un tiempo, decidí no preguntar por mi progreso espiritual. Y si mi Ego insiste, hacer mi esfuerzo por desestimar como tantas veces, sus molestas cuestiones, sus ilusiones y sus deseos.

De las ceremonias que realizamos cada una dejó su impacto, pero, qué puedo decir, que apenas las percibo en mi conciencia como fueron, y de todo eso vivido solo parece quedar, sentimientos y emociones, que son difíciles de interpretar o quizás mejor ni hacerlo.

Arriesgo afirmar que, en el camino de evolución espiritual, nadie sabe hacia dónde va, tampoco tiene la certeza de qué es exactamente lo que tiene que hacer, entonces nos guiamos por la Fe y la intuición.

Caminamos todos los buscadores a tientas, buscamos una Gran Luz que nuestros ojos son incapaces de ver, caminamos luchando con nuestro Ego que señala siempre caminos errados, luchamos contra el desaliento, luchamos a veces por alcanzar metas que no eran necesarias, pero en el transcurso de esos caminos siempre crecemos espiritualmente, aunque no seamos capaces de medirlo.

Recuerdo ahora, a fines del 2016 terminaba otro curso de un año, desprogramación emocional, cuando la guía dio las devoluciones a cada uno, habló de sus ángeles personales, incluso a algunos de mis compañeros de curso, ella dijo que estaban acompañados por dos ángeles.

Cuando llegó mi turno fui el único que no mencionó la compañía de uno. Eso me provocó un cuestionamiento duro hacia mi camino espiritual, especialmente porque ese fue un año de muchísimo esfuerzo por salir adelante y escapar del pozo en que había caído a raíz de mi separación a fines del 2015.

Mucho tiempo me llevó dejar de lado ese impacto, hoy puedo decir que lo superé logrando sostener mi voluntad de continuar mi camino espiritual a pesar de todo, a pesar de las muchas veces que sentí fracasar, que sentí que con nada lograba ni el más pequeño paso.



Hasta que un día comprendí que, ¿A quién realmente le importaba?, a mi Ego.

Entonces a partir de ese momento aprendí algo, que es más importante trabajar cada día, día tras día, que la efímera felicidad de recibir un elogio de alguien.

Pues, ¿cuál es la razón de trabajar en mi camino espiritual? ¿Reconocimiento y elogios? No, simplemente intentar purificarme así sea una pequeña partícula de mi ser… de mi Alma.

Comprendí que el más importante logro es sostener mi voluntad de continuar día a día, mis plegarias, mis meditaciones, mi esfuerzo por cambiar todo aquello que sea necesario en mi interior, para seguir intentando de la mejor manera que sea capaz, continuar avanzando mi pequeño paso del día hacia una Luz que, aunque no vea, la busco con mi corazón.

Y así, sentirme un día cualquiera, mejor, tan sólo por haber finalizado mi trabajo diario, sentir la emoción y la alegría, de decir una vez más, hoy he hecho, lo mejor que he sido capaz de hacer.

Mi esfuerzo diario es algo con lo que puedo contar de forma segura, pues no debo contar con la ayuda ni aprobación de nadie, sino tan sólo hacerlo. Quizás algún día vea realizado un avance, pero mientras no sea así, tendré la paz interior que hago lo mejor de mí en pos de avanzar hacia la Luz.

Por otro lado, si he ido a participar en un encuentro espiritual, o místico, al volver de él, sentir que he hecho lo mejor que he podido, entonces así está perfecto.

Teniendo muy presente que, para mí, lo principal de un camino espiritual es sostener la Fe y la convicción de continuar caminando, y que no deben importarme los elogios ni los logros, eso lo necesita mi Ego y él quiere ir hacia caminos que me alejan de la Luz.

Mi conciencia, sólo desea mantener la Fe y la Voluntad de seguir y seguir caminando, al ritmo que cada día sea capaz de realizar, pues eso es la Fe, continuar haciendo lo mejor aunque no seamos capaces de ver o sentir un resultado, una respuesta. Y así debe ser, pues ¿cómo podría ser un camino espiritual si todo fueran certezas?

Llevo más de 25 años buscando seguir mi mejor sendero, muchas veces me equivoqué y tuve que corregir, abandonar grupos, cambiar rituales o formas de meditar… empezar de nuevo por otro camino, otra actividad, siempre sin certezas, con la única brújula de mi corazón. Y aunque parezca poco, ¡qué buena brújula es! Entonces, si mi actividad mística o espiritual me regala un momento de alegría, significa que es el rumbo correcto y a continuación, con alegría a redoblar mi esfuerzo en ese camino.

Y dado que soy un buscador más, como tantos, aquellas veces que, cuando todo lo echo se cae, buscar nuevamente un nuevo camino, aunque el puente que mis sentidos ven, parezca muy inseguro. Y allí iré dispuesto a cruzarlo a pesar de todo, y a lanzarme a dar el salto al vacío que sea necesario tan sólo porque tengo Fe que es el camino correcto, con Fe y Confianza, firme hacia la Luz hasta mi último día en esta tierra.