sábado, 5 de noviembre de 2011

El valor de las cosas

Es muy extraño para mí ver como la mayoría de las personas valoran las cosas en la vida.
Es tan común que una persona tenga una bella familia y no aprecie su maravilloso valor, no muestre su cariño a sus hijos o padres y luego cuando estos estén por partir, sufra y extrañe. 
Se ve tantas veces que las personas tengan cosas y no las valoren, incluso las desprecien por anticuadas o usadas, y si un día se rompen se lamenten.
Todos los días se puede ver, que las personas se quejen de sus trabajos, por muchas razones, pero si un día pierden ese trabajo a partir de ese momento comienzan a ver todo lo bueno que tenía.
Ahora bien, algo muy similar ocurre con lo que puede venir a partir de ahora hacia delante. Tan común como lo anterior son las siguientes situaciones…
Padres que le repiten a sus hijos años que deben estudiar con el mayor de los esfuerzos, pues en su juventud son los mejores años para estudiar debido a que ellos, sus padres, pueden darles su sustento mientras ellos avanzan en sus estudios y que estos serán la base para el resto de sus vidas. Sin embargo, cada vez se ve más que los jóvenes pongan menos y menos empeño en estudiar y por lo tanto menos esfuerzo por su propio futuro.
Personas que han acumulado peso debido a sus malos hábitos alimenticios y a su sedentarismo, aceptan como válido la publicidad que les vente objetos de gimnasia mágicos y que pronto se verán como los modelos que observan en su televisor. Saben en su interior que no es así, sin embargo están habituados y convencidos al mismo tiempo a que con dinero todo se resuelve, y por lo tanto si el aparato de gimnasia es muy caro debe ser bueno y por lo tanto “piensan, me veré bien en poco tiempo”. Entonces una vez que lo haya comprado, luego de haber pasado unos días, cuando por fin lea con atención el manual del aparato y comprenda que deberá realizar una rutina diaria de ejercicios y que también deberá modificar sus malos hábitos alimenticios, llegará a la conclusión que le cobraron un disparate por un aparato que no es bueno.
Muchos trabajadores de empresas reciben la oferta de realizar cursos de capacitación, y se entusiasman en poder alcanzar un salario mejor con una posible promoción, pero apenas comienzan el curso de capacitación pierden el interés pues se les pide que dediquen parte de su tiempo fuera del trabajo a estudiar. Esforzarse en lugar de descansar, entonces el curso es abandonado.
Por ello cada vez más se ven promociones de cursos de un solo día, es apenas lo que la mayoría de la gente está dispuesta a invertir de su tiempo. Pero todos estos cursos de un día, si son honestos al finalizar entregan un disco con mucha información, en la cual se dan guías para poder seguir profundizando sobre ese tema. Hasta ese punto llega la mayoría, hizo el curso, y luego deja el disco en un cajón olvidado. No más esfuerzos.
Recuerdo la historia que me contaron de Mikao Usui y Reiki, cuando en 1996 participé en el seminario de dos días de mi grupo de iniciación en Reiki, Usui luego de muchos años de esfuerzo e investigación descubrió los orígenes del Reiki y luego de ello quiso entregarlo a la gente. Decidió irse a vivir a los barrios pobres de Kyoto para enseñar Reiki a la gente pobre para que ellos mismo pudieran tratarse, sanarse y mejorar su vida. 
Luego de algunos años, comenzó a cruzarse en las calles de esos barrios a antiguos alumnos que el había curado, educado y enseñado Reiki, les preguntó que estaban haciendo de nuevo en los barrios pobres como mendigos siendo que habían recibido educación del monasterio que el los había llevado, se les había enseñado un oficio, etc. Con decenas de personas que había re-encontrado se repetía la situación. 
Mikao Usui pensó que había fracasado en su misión. Sin embargo un tiempo después de haber vuelto al monasterio a meditar llegó a la conclusión que; las personas solo valoran lo que reciben cuando deben dar algo valioso a cambio. Si reciben un saber por nada no le dan valor pues a cambio no dieron nada.
Sin embargo hoy día, casi un siglo después nos encontramos con que la mayoría de las personas en estos tiempos, no están dispuestos a esforzarse por casi nada y tan solo queda pagar con dinero por las cosas, cuando más pagan, piensan que será más valioso lo que reciben, pero ni bien pagaron por algo, están pensando reunir más dinero para pagar por lo que sigue en su lista.
No hay cosas valiosas en la vida que no lleve esfuerzo lograrlas.
Una carrera universitaria lleva varios años de dedicación y muchos exámenes a aprobarse para obtenerla.

Una buena educación de un hijo lleva muchos años, cientos de conversaciones y explicaciones del porqué de tantas cosas, una dedicación hacia ellos incondicional, cuidado, cariño, respeto, y así luego de dar lo mejor estará la posibilidad de tener un hijo bien educado.
Un artesano llevará años de trabajo para alcanzar su maestría.

He escrito muchos artículos sobre el camino espiritual, he dado variados consejos sobre como encontrar caminos para avanzar. Hoy quiero solo agregar esto, para avanzar hay que dedicarse, cada día. Hay que dedicarse con convencimiento y sin contradicciones, no se puede avanzar en el camino espiritual y ser un ladrón o ser un empresario despiadado con sus empleados, etc.
Alcanzar un nivel espiritual elevado no está asociado a pagar mucho dinero a su maestro espiritual, ni tampoco por pagarle varias veces por año por seminarios, retiros o guías especiales; no es por pagar por ello que se avanza, será provechoso si todo eso, siempre que vaya acompañado con mucho trabajo de horas de dedicación. La guía es valiosa para saber hacia donde caminar, pero los pasos los debe dar el alumno no el maestro.

Avanzar en el camino espiritual es posible sólo con un esfuerzo sincero y diario. Es una de las cosas que en la vida no se pueden comprar con dinero.
Cuando más adelante queremos llegar, mayor deberá ser el compromiso. En los escalones más elevados del camino espiritual el compromiso no es sólo con uno mismo en esforzarse por mejorar sino buscar como hacer para ayudar a otros a que lo hagan.

Mis artículos no tienen valor en dinero, pues como ven no hay publicidad en mi Blog, o sea para ustedes mis lectores el precio está en el esfuerzo que deberán realizar para crecer espiritualmente, y para mí el precio es dedicar mi tiempo es escribir mis artículos pues es parte de mi camino espiritual.

Un abrazo desde la distancia a todos mis lectores, Paul Barbé.