miércoles, 6 de julio de 2011

El momento de empezar un sendero espiritual

La vida tiene etapas marcadas, una de ellas para crecer como persona, cosa que naturalmente cualquiera hace hasta el día que aprende a ser independiente, a valerse por sí mismo.
Por distintos caminos, la vida misma va llevando a cada persona, a pasar de una etapa a otra... llega un día en que los cuestionamientos hacia la vida mundana no tienen respuestas satisfactorias.
Es común que la inquietud espiritual llegue en la madurez, pues una vez que se alcanzaron determinados logros, habrá un momento de la vida en que ya no se consiguen más logros que den satisfacción; comprar un televisor nuevo, una camisa o un auto, es una alegría muy pasajera, y así cualquier otro objeto grande o chico, valioso o no... Las relaciones con las personas se hacen demasiado superficiales... 
Todo parece llevar hacia un vacío que amenaza tragar todo...
Entonces tarde o temprano toda persona se pregunta, ¿esta vida lo es todo? ¿hay algo más que me espera después de ella?
Sin querer entrar en un plano de creencias existenciales, planteo esta perspectiva... la aparente injusticia que: algunos nacen rodeados de buenas condiciones, ayudas y ventajas... y por otro lado otros con tantas limitaciones... parece estar muy mal. ¿Puede un Dios ser así de injusto?
La respuesta que encontré está en la perspectiva que todo ser tiene un alma eterna y debe vivir muchas vidas, en las cuales debe aprender un conjunto de lecciones... así el objetivo o meta a alcanzar es superar esas lecciones, eso puede llevarle 25 vidas en este mundo, 100 ó 900.
Si una persona pasa una vida inútil, egoísta o como quiera que sea, es muy probable que en ella no supere ninguna de las lecciones pendientes, y al igual que un alumno de una escuela o liceo, es digamos un año perdido, una vida en vano.
A estas lecciones podemos considerarlas como escalones espirituales a subir.
Por otro lado, inevitablemente en algún momento de la vida toda persona se plantea la posibilidad de recorrer un sendero espiritual, lamentablemente muchos abandonan esa inquietud porque no encuentran un maestro adecuado.
Si alguien que con mucha dificultad de autoconvencimiento decide dar algún paso espiritual y se cruza con un maestro que le plantea una serie de lecciones o ejercicios muy exigentes, es bien probable que esa persona abandone en los primeros intentos.
Otros más convencidos lo intentarán, pero no puede un maestro desalentar al iniciante, un alumno de 1er año de escuela es imposible que resuelva una ecuación de 2do grado.
Por eso escribía unos días antes, "cada uno debe elegir la orientación o ejercicio que se adapte a su lugar actual en su sendero espiritual".
Para una persona, que apenas comienza, está muy bien que para empezar, se plantee una meta muy elemental, digamos por ejemplo repetirse un mantra 20 veces por día, quizás en el primer mes nunca lo logre, pero tampoco es tan dificil, luego algunos días lo logrará y quizas los domingos solo quiera divertirse.
Pero llegará un día que esa meta tan sencilla la logra sin dificultad y entonces deberá elegir su siguiente meta, pero nunca encajonándose. Por ejemplo, no son los mantras la única herramienta espiritual, es tan solo una de tantas.
Aconsejo que en algun momento del camino toda persona intente, plantearse un día de autoinspección, un día de alejamiento para verse a sí mismo con suficiente tranquilidad y honestidad, y desde allí plantearse que parte de su forma de ser es la que más dificulta y detiene su progreso espiritual.
Si queda confuso que implica cambiar en una primera etapa de crecimiento espiritual, puedo enumerar una serie de hábitos y costumbres que son negativas y por supuesto, su opuesto es lo deseable:
Se debe cambiar: pereza por esfuerzo, monotonía por creatividad, egoísmo por generosidad, mal caracter por estabilidad y temple, aislamiento por comunicación, crítica por tolerancia, se puede seguir la lista pero creo que como ejemplo es suficiente.
No pretenda un iniciante una meta de llegar a ser un apostol de Cristo, tampoco un maestro rodeado de cientos de alumnos, sugiero no se plantee ninguna meta más allá de algo tan sencillo e importante como ser una persona mejor.
Es muy común que en un momento del camino alguien se plantee... por más que me he esforzado jamás llegué a estar ni siquiera cerca de la meta que quise alcanzar, he pasado 3 años y aún estoy tan lejos que creo que jamás llegaré.
Si a alguien le ha sucedido algo así, aún sin conocerlo tengo la respuesta: primeramente la meta que se trazó estaba equivocada, demasiado exigente, pero por otro lado y esto es muy importante, esa persona en ese mismo momento debe meditar y recordar como era hace 3 años atrás y como lo es hoy día, seguramente es tan grande el progreso que tan solo con eso... debería sonreir una semana entera.
Ya he escrito días antes, "nunca te traces una meta muy elevada como próximo logro, pues no sabes que podras desear una vez que hallas subido 3 escalones de los 20 que necesitabas para aquella meta, es muy posible que estando 3 escalones más arriba, tus deseos sean otros nuevos".
Lo importante es caminar en tu sendero espiritual pero al ritmo que puedes  sostener.
Un abrazo, Paul Barbé