El camino
espiritual es algo que se va aprendiendo a transitar y conocer a cada paso, hay
toda una suma de situaciones que nos impulsan en algún momento de nuestra vida
a iniciarlo.
El momento
que decidimos comenzar no tenemos ni la menor idea de que se trata, adonde
estamos ni adónde vamos en ese sendero, entonces es muy común que lleguen las
frustraciones.
Al iniciar
el camino espiritual nos guiamos por hábito humano en experiencias anteriores y
por ello somos guiados por nuestra mente quien escucha en todo tiempo la voz
que la acompaña: el Ego… Pero sucede que el verdadero camino espiritual No despierta
interés para el Ego entonces comenzará a boicotear esa actividad.
Muchas
veces el novicio llega a esa búsqueda pues siente la necesidad de encontrar alguna
forma de aceptar mejor los vaivenes de la vida y de vivir con mayor paz, ese es
un buen inicio… más fácil.
Pero otras
veces el novicio entra en este camino por consejo de amigos, quienes lo invitan
a participar en reuniones, retiros, ceremonias, etc…
Esa, es una forma de inicio
en la que el Ego despertará al mismo tiempo su interés de competir. Cuando el
inicio va llevado de la mano junto a otras personas que acompañan, el Ego buscará la manera de incluir en esa actividad la competencia y esto será una
enorme trampa suya quien en definitiva busca salir del camino espiritual.
El camino
espiritual es un camino solitario, donde hay muchas veces luces en el
transitar, también sombras que evitar.
Las primeras luces que vamos encontrando serán las de muchos seres espirituales, que queriendo o no, iremos dejando atrás, simplemente porque el camino es individual.
Cada ser humano
tiene su camino único a seguir y por ello para un verdadero y sincero camino
espiritual no sirve apegarse a un maestro y seguirlo a él como si fuéramos su
sombra.
Eso es porque ese maestro también tiene su camino único y nadie podrá avanzar
en ese camino, el alumno si podrá aprender muchas cosas de ese maestro, pero deberá
aprender a conocer su propio camino y luego la forma más adecuada para avanzar
en cada paso.
Aun así
cuando un ser humano cultiva su propio camino, en soledad o en independencia
eso no quiere decir que ni la mente ni el Ego no busquen con todas sus trampas
quitarlo de allí.
El camino
espiritual va de la mano de la meditación y cualquiera que haya hecho sus
primeros pasos para meditar conoce todo lo difícil que es hacerlo, pues la
mente no para de distraer mientras el Ego no para de insistir que es una
pérdida de tiempo.
La mente de todas las personas fue entrenada a resolver problemas, el camino
espiritual no tiene que resolver nada, el Ego necesita sentirse halagado, el
camino espiritual es humildad, es entrega absoluta.
En el
momento de meditar tanto, el mejor cirujano, como un ingeniero, un gran empresario,
un trabajador del campo, un desempleado,
un mendigo, un joven o anciano o quien sea, todos se igualan. No importa lo que
alguien Es en este momento de su existencia… no importa para nada… incluso será mucho
más sencillo para quien menos tiene económica o socialmente, pues podrá soltar con
más facilidad su existencia mundana para aceptar su necesaria rendición.
La meditación requiere que uno logre enfocarse en el “Aquí
y Ahora” o sea desvincularse de todo lo que rodea, no prestar atención al tren
de pensamientos de la mente, no prestar atención a los recuerdos, a las
preocupaciones por los miles de futuros probables, ni por el día de mañana o la
hora que sigue luego de la meditación.
No pensar si la habitación es el mejor
lugar para meditar o lo sería un lugar solitario en una playa, en un bosque al
lado de un arroyo, en la cima de una montaña o en un gran templo en el Tíbet
rodeado de grandes maestros… la meditación funcionará perfectamente en
cualquier lugar y aceptando que además ese es el mejor momento para hacerlo,
pues es el lugar y momento que hemos elegido.
Entonces
cuando se logra respirar en paz, enfocarse sólo en la respiración, enfocarse en
la inmensa libertad de nuestra conciencia, capaz de soltar al mundo que nos
rodea y de toda su historia… capaz de estar “Aquí y Ahora”… cuando se logra ese
momento mágico de paz allí es donde la conciencia se abraza a su camino
espiritual…
Allí es
donde la conciencia puede abrir la puerta del tempo interior, que siempre
estuvo dentro de su mismo ser.
El Templo Interior, donde está esa paz eterna del Ser, donde no se necesita absolutamente nada, donde no tiene que hacer nada para que algo sea mejor… Simplemente soltar todo, entregarse al estado de conciencia de Aquí y Ahora y
nada más.
Estando en
conciencia, en libertad de la existencia humana, estando espiritualmente
parados en el centro de nuestro Templo Interior, respirando, vibrando, llegará
un momento que se comienza a sentir una alegría que nos abraza, a ver una luz
que rodea todo, en medio de esa nada que a su vez es todo luz, todo alegría.
Ese es el momento de máximo gozo que podemos vivir, la conciencia de nuestra
eternidad.
Cada vez
que se lograr alcanzar ese momento mágico, o cada vez que estamos más cerca de
lograrlo, será motivo más que válido para buscar repetirlo toda oportunidad que
tengamos a lo largo de nuestro diario vivir.
A tal punto
que, al volver a nuestra vida común se comienza a observar “desde un costado” lo
mundano, el circo imparable de la mente programada para competir en un mundo
loco que “parece rodearnos”.
Existen hoy
día cientos, miles de frases para todo tipo de cosas incluso para ayudar a
vivir mejor o para la meditación… Pero en esencia no se necesitan frases, no es
imprescindible tener un maestro para hacer un camino espiritual, pues como ya
he dicho es un camino solitario, y para ese camino solitario e individual, que
es distinto para cada uno.
De poco
sirve que un maestro nos explique cómo saltar de piedra en piedra para llegar
hasta la cima de una montaña, si nuestro camino es en el desierto de arena.
Cada vez
que se vuelve a experimentar un momento de acercamiento al estado de conciencia
del Aquí y Ahora… cada vez que el todo se convierte en algo tan simple como
soltar el mundo y dejarlo de lado para estar en uno mismo, en la experiencia de
sentir nuestra eternidad… avanzamos un paso en nuestro camino espiritual.
Me siento
enormemente agradecido de poder compartir humildemente mis experiencias, y
espero poder ayudar a quienes me leen a encontrar sus caminos.
Paul Barbé