domingo, 28 de agosto de 2011

Piedras en mi camino

La vida nos pone enfrente de situaciones inesperadas, ellas disparan emociones que creíamos domadas, superadas, sin embargo estas tocan algún punto débil e invaden; el miedo paraliza, la enfermedad de alguien querido desestabiliza, una ansiedad molesta por lo que no llega, por lo que falta, por la inseguridad de tantos futuros probables, o también una rabia difícil de manejar…
De nada sirve pensar, cuanto mejor hubiera vivido libre de miedos de cosas que jamás sucedieron; cuanto más habría aprendido si hubiera tenido mi mente abierta al mundo, en vez de juzgar todo lo que veía con ideas de otros...
Aprendí a los golpes que debía fortificar mi templo interior, no fue en ningún templo ajeno que me fortalecí, tan sólo encontré refugios temporales. No fue en ninguna iglesia que encontré como avanzar en mi crecimiento espiritual. Mi templo interior solo podía enriquecerse en base a la sabiduría que acumulara, en la libertad hacia toda creencia impuesta por otras personas. Si, pude escuchar, leer, aprender de muchos;  pero todo ello debió ser transformado para adaptarse a mi templo interior, para que fuese útil para mi camino espiritual, que, por ser único será distinto al de todos. Por ello la religión cristiana fue útil, la filosofía hindú, la tibetana, la tradición de los indígenas de América, todo fue bueno, pero al mismo tiempo todo debió adaptarse a mi esencia, a mi ser, a mi camino.
He trabajado muchos años en mi sendero espiritual, he dedicado cientos de momentos a la búsqueda de mi paz interior, de una comprensión mayor. He domado muchos defectos, ya no siento tanto miedo, mi carácter es más estable y muy difícilmente me enojo;  mi ansiedad es más rebelde, pero en todo esto, mirando hacia atrás he mejorado, sin embargo, tanto falta y no por eso abandonaré este sendero.
A pesar de todo, hoy descubro que ya no puedo sólo refugiarme en la meditación, antes me daba tranquilidad frente a esos estados emocionales, lograba mi paz, a veces comprensión, hoy no me da aquel cómodo refugio que tanto necesito.
Sin embargo, mi mente, que durante tantos años  complicó mi existencia, paradójicamente, ahora ella es quien me salva. Quizás por toda mi experiencia acumulada, los conocimientos que logré incorporar, los tropezones que tanto dolieron, todo ello llega a mi mente y me ayuda a evitar, a salvarme de ese paso difícil. 
Hoy mi Alma me contiene, me hace más estable. Gracias al trabajo de mucho tiempo, logrado en tiempos más calmos, al trabajo diario de cultivar mi mente con el mejor conocimiento disponible.
¿Qué puedo concluir entonces? No es que la meditación, o recitar mantras, o el control mental, ni repetir oraciones tan inspiradoras en otros momentos pasados, ni tampoco sostener un ritual diario, ni someterme a mí mismo a un esquema forzado de trabajo, que son el camino seguro para ascender los escalones espirituales por delante. 
Porque como cada caminante debo encontrar que es lo mejor en cada momento de mi camino.
Si es cierto, que en base a un esmerado trabajo de crecimiento espiritual, mi Alma exige a mi mente a someterse en mantener ese crecimiento y así luego puede estar atenta a las agresiones y actuar como un guardián de mi libertad y me ayuda a mantener mi intención aquí y ahora. El presente es el momento para trabajar, para ejercitarme y crecer.
Por ello la mente educada y contenida, esa que ha acumulado conocimiento elevado, aprende a liberarse de pre conceptos de otros, de la carga del pasado, y seguir adelante en su sendero diario.
La rutina del mal pensar lleva a la enfermedad, el trabajo de educación de la mente lleva al libre pensamiento, lleva al verdadero aprendizaje.
Una mente entrenada en este trabajo diario, será mucho más estable para su trayecto del día a día, tendrá fuerza para enfrentar el duro camino que pueda encontrarse.
Una mente que intenta hacer lo correcto, que se esfuerza por mantener su rumbo, en no enojarse, ni preocuparse por lo que le es ajeno o imposible cambiar, una mente que busca comprender y comprenderse.
Aquel que aprende a ofrecer su riqueza a otros, será cada vez más rica, aquel que cuide su libertad y sepa tener la valentía de volar por el mundo para seguir aprendiendo terminará siendo en algún momento un faro que con su luz guíe a otros.
El viaje al mundo interior puede hacerse en la medida que cada uno va logrando, primero mover las piedras interiores, dejar salir de abajo los recuerdos que se escondieron para evitar su dolor, realizar el proceso de comprender completamente esa experiencia.
Un ejercicio de respiración profunda, hace que la mente pueda acceder a actividades más elevadas. Así cada recuerdo traumático podrá ser manejado desde una perspectiva superior, es importante mantener en todo momento conciencia de esa respiración de ese estado de calma interior a pesar que los recuerdos jalen hacia las emociones que nos arrastren al descontrol.
Nunca habrá que preocuparse porque en ese trabajo lleguen las lágrimas, mareos, temblores o traspiración o cualquier malestar físico, es parte del proceso de curación.
Poco a poco esos traumas incrustados en nuestro Ser podrán ser removidos hasta que finalmente queden liberados. Sería como ir haciendo picadillo esa piedra, para dejar limpia esa parte del camino hacia el interior. Una vez que se supera un trauma, podremos bailar imaginariamente alrededor del lugar que ocupaba esa piedra, imaginando que con las manos arrojamos con gracia el polvo de esa piedra para que el viento del cambio se lo lleve al cielo y su luz lo haga resplandecer e ilumine con su brillo nuestra mente con el difícil aprendizaje que esa experiencia nos dejó.
Cada persona necesita aprender sin parar, cambiar las piedras en su camino por conocimientos que pueda ir colgando en las paredes de su tempo interior, así cada vez que ore en silencio puede observar sus logros y pueda entonces recuperar una a una sus capacidades olvidadas.
Las personas que nunca han iniciado su camino espiritual están enganchadas al mundo que las rodea y sus pensamientos se mueven como un corcho al antojo de la marea de los hechos de los demás.
Aquel que domina su mente, que ha logrado su libertad en su paz interior mantiene su foco en su sendero hacia la luz, hacia su crecimiento espiritual, así su sendero se transforma en un camino certero del cual sabe muy bien que paso a paso lo irá recorriendo, cada vez más cerca paradójicamente del infinito; lo infinito del espíritu, lo eterno de la existencia del Ser.
Un abrazo para todos, Paul Barbé

jueves, 25 de agosto de 2011

El ancla del pasado.


La mente está constantemente acosada por distracciones, nuestros sentidos, nuestros recuerdos, deseos, emociones, miedos, ansiedad y por lo que interpretamos del mundo exterior, de las otras personas.
Las emociones básicas, miedo, rabia, rencor, angustia, afectan la mente y enferman al cuerpo. El miedo a la muerte, al abandono. El apego a las cosas, lo que falta, lo que se pierde. Rabia, enojo por tantas cosas que afectan los deseos del Ego.
La pesada ancla hacia el pasado no resuelto, ese enorme baúl de experiencias no superadas que intentamos dejar quietas allí para que no molesten.
Para avanzar debemos liberar la mente de tanta interferencia, hay que buscar el silencio interior y desprenderse paso a paso de todo lo que distrae, y así elevar el estado de la mente para poder acceder a un estado superior.
Las emociones distraen a la mente para evitar recordar pasados dolorosos, es nuestro Ego que lanza pensamientos para zafar de sufrir, pues sólo le interesa pasar bien en todo momento, 
por eso sucede que esas experiencias permanecen tanto tiempo provocando daño en la persona, al no poder procesar debidamente la experiencia, que es encontrar  en ella la enseñanza correspondiente y luego soltarla.
Cuando se logra abrir el baúl de los recuerdos y retirar de allí una a una las experiencias traumáticas, enfrentando sus hechos y buscando su enseñanza, una vez pasado el dolor, se gana sabiduría y se aliviana el pesado baúl que se debe cargar día a día.
Quienes superaron recuerdos traumáticos, logran que el miedo sea cada vez menor, tienen una mayor tranquilidad para enfrentar su vida, el dolor de lo que llegue se hace manejable y por lo tanto se van transformando en buenos consejeros en temas de la vida.
Me sucedió en mi pasado haber caído en algunas situaciones realmente angustiantes, en las que mi mente no lograba superar mi estado emocional, cuando ya no supe cómo hacer para seguir adelante con mi vida. Fue cuando en la desesperación enfrenté aquella experiencia que me había llevado a ese estado y me dejé caer en el llanto, llorar hasta casi perder la respiración. 

En lo más profundo de la angustia y depresión, en el fondo de mi pozo emocional, allí en lo oscuro de ese momento donde era necesario encontrar una salida para no sucumbir,  mi mente buscó y buscó salir, saltando del recuerdo a la emoción que producía en mí, luego al estado en que mi cuerpo estaba… arrollado, casi sin aire, mal; para luego volver a poner mi atención en el recuerdo traumático, cayendo otra vez al fondo escuchando mi cuerpo jadear; entonces de pronto mi mente logró encontrar la luz de salida.
Porque logró cambiar el foco, mi mente (al conectarse con mi Alma), tomó conciencia y salió del mar de emociones y pensamientos enmarañados a algo mucho más básico el estado de mi propio cuerpo enfermo. 
Y una vez que tomé conciencia que podía estar en otro lugar más allá del ámbito de los pensamientos y emociones, pude comprender que soy capaz de estar en otros espacios. Entonces pude realizar un salto por encima de todos los niveles que jamás había estado y alcanzar un plano superior.
Con la mente rendida, mi Alma tomó el control y en ese momento de conciencia de poder estar en otro espacio de mi ser, mi respiración cambió, se hizo profunda, larga, mi vibración comenzó a elevarse, respiré mucho como queriendo recuperar todo el aire que faltaba. 

Me di cuenta que había superado un recuerdo traumático, pero mucho más que eso, gané conciencia que mi mente podía alcanzar estados superiores, y que gracias a un hecho muy angustioso, con la mente rendida, mi Alma tomó el control y pude elevar el estado normal de mi mente hacia algo superior, en donde las emociones quedaron aparte, en donde los sentidos no estaban interfiriendo.
En ese estado de silencio repentino estaba un nuevo bienestar, en ese espacio de mi ser estaba realmente cerca de mi alma, de mi presencia más allá de este mundo que me rodea, estaba en un lugar del Universo donde tomé conciencia de otras energías, de otras presencias, de otras realidades.
Entonces,  concluí que si pude llegar a un estado superior a partir de una situación angustiosa, luego que también era posible alcanzarla en cualquier momento de mi diario vivir y que aprendiendo a meditar podría cambiar la atención de mi mente. 
Y así, liberarme del ancla de las necesidades del cuerpo físico, de los pensamientos que se encadenan entre sí para no parar nunca entre recuerdos, deseos, preocupaciones y planes. También liberarme de las emociones que llevan a pensar y recordar y por lo tanto volver a retomar la cadena.
La meditación debe lograr en primera instancia tener conciencia de esa quietud que se vive, de la respiración pausada, del bienestar que se consigue en ese estado, luego prestar atención al silencio interior pues dentro de él están los ecos de los mensajes recibidos de los planos superiores.
La mente sufre el dolor y crece con el amor, pero mucho más en su búsqueda de conexión con el espíritu. El espíritu busca aprender pues a ello vino a encarnarse a este mundo. Entonces es función de la mente ayudar al espíritu a superar todas y cada una de las experiencias pasadas, pues en ellas están todas las enseñanzas que necesita aprender para elevar al espíritu.
Es así que es tan importante soltarse a enfrentar las experiencias no resueltas del pasado, aunque el precio pueda ser caer en el fondo de pozos emocionales, si no fuera así, seguiremos caminando en la vida intentando engañarnos a nosotros mismos que está todo bien, seguimos anclados al pasado, estamos secuestrados por nuestro propio Ego a un estado de inconsciencia, de irrealidad.
Es así que hay un motivo para tantos sufrimientos, aprender de ellos y superarlos, hay un motivo para buscar la paz interior, elevar el estado normal de la mente hacia estados de intimidad con su propio ser, buscar un contacto con el espíritu, allí está el camino a seguir en los próximos pasos del diario vivir.
Es necesario, enfocar a la mente en que debe evitar distraerse, en que fije su atención en la búsqueda de la trascendencia, en vez de perder el tiempo en todo lo que mañana o pasado va a colapsar. 
Quitar a la mente del camino de la ilusión, que es como insistir en seguir viviendo los sueños de la noche, por ello la mente debe utilizar su enorme potencial en realizar el salto hacia el camino que lo lleva a acercarse a la fuente de energía universal. 
Trabajar en comprender las verdades eternas posibles de alcanzar tan solo ocupando la potencialidad humana en su verdadero camino. 
Nuestro espíritu aceptó el desafío de encarnarse en este cuerpo humano dejando su lugar de luz, tan solo para venir a aprender en esta vida, pues bueno, ayudemos a nuestro espíritu, enfoquemos nuestros días de vida hacia el verdadero propósito por el que estamos en este mundo, aprender. Nuestro espíritu, nuestra esencia de energía universal necesitan aprender y elevarse para poder acercarse más a los planos superiores de energía universal.
Una vez alcanzado el silencio interior se va aprendiendo a dar saltos hacia estados superiores del propio ser, hasta el momento en que la mente aprende a comunicarse directamente con su propia alma, y por lo tanto a estar a un paso de abrir la puerta hacia la luz de su espíritu, y por lo tanto hacia la presencia de Dios.

PD: Agradezco a todos mis lectores por sobrellevar mis errores de redacción, por seguir leyendo mis lineas aunque mis conceptos no sean del todo de acuerdo con los suyos. Tan solo ofrezco mis vivencias y mi escaso saber. Gracias nuevamente por seguir conmigo en mi segundo mes del Blog. 

Un abrazo espiritual a todos, Paul Barbé

lunes, 22 de agosto de 2011

Planificar y conquistar, los lastres del ser humano

La enseñanza típica de nuestra sociedad se basa en algunos conceptos que
generan una dirección errada para avanzar en la vida. En filosofía se ha
ponderado la frase 
"pienso, luego existo", en la vida competitiva propuesta por el consumismo sugiere a las personas que "cuando más tengo mejor viviré"
y otras como: 
"el que llega primero elige lo mejor".
Siguiendo esos consejos sucederá que, cuando más piense, más pre ocupado

estaré, o sea angustiado por cosas que aún no sucedieron, y también por
cosas que ya quedaron en el pasado. También viviré angustiado por todas
las cosas que tengo hoy y que por eventualidades de la vida puedo perder.
Esta progresión de ideas sociales impuestas hacen que algunas personas

llegan a la búsqueda de caminos espirituales, pero sin desprenderse realmente de aquellos conceptos.
Entonces asocian que el progreso espiritual llegará en la base de todo el apoyo que se logre de otras personas, sea por captar la atención de maestros que ayuden, enseñen, y corrijan su rumbo cada vez que lo pierdan, piensan que cuando más puedan pagar en cuanto a cursos, seminarios, retiros, libros y sesiones terapéuticas más avanzarán.
No alcanzan a percibir que cada paso que se dé en un avance espiritual, será la misma persona que lo realice en base a lo que logra cambiar de errado en su vida de sus hábitos y costumbres, mejorar corregiendo hacia lo verdadero.
Es parte del aprendizaje espiritual, lograr un mayor desapego por las
cosas mundanas, sobretodo las pertenencias. Esto no implica que la persona renuncie a sus posesiones, sino que debe dejar de pre_ocuparse por ellas, puede que en el mañana las siga teniendo o no, pero su vida no depende de ello, y tampoco su felicidad. 
Un ejemplo sencillo lo dan esas personas millonarias que son esclavas de sus posesiones, y mucho más infelices que sus más humildes y explotados empleados, y paradójicamente es muy probable que un gran empresario tenga una pobreza interior tan angustiante que pasaría verguenza ante la riqueza interior de algún sencillo empleado.
La riqueza material casi siempre va asociada a la pobreza de espíritu.
Volviendo al pensar y planificar, la mente constantemente está atada a

emociones y sentimientos. Las emociones van atadas a apegos y al Ego.
Los sentimientos casi siempre a deseos.
Durante muchos años se me hizo muy difícil lograr un estado similar a
una meditación, justamente porque no lograba vencer a mi mente... ella constantemente me bombardeaba con recuerdos, preocupaciones, sentimientos, en fin...

Un día aprendí que no podía evitar la llegada de pensamientos a mi momento meditativo, y el error consistía en luchar contra ellos y por lo tanto la perdida de mi paz interior, el sencillo secreto estaba en no dar importancia a la llegada de la idea que sea, y mantenerme en mi respiración y en mi foco sobre el silencio interior.
No puedo decir que he logrado grandes avances en meditación, pero un día

si logré algo que marcó un giro para siempre... 
Luego de poder mantener un largo rato muchos momentos consecutivos de silencio interior con pequeños cortes, y por lo tanto con la firme intención de mantenerme en mi vacío, en mi libertad hacia el mundo circulante, en un momento comprendí que cuando pude no pensar... no solo, no dejé de existir; sino que mucho más, que mi alma existirá por siempre.

Comprendí, que la muerte no terminará con mi existencia, y por lo tanto
debo trabajar en esa presencia eterna de mi Ser, y que esta vida es tan solo una estadía en un lugar del Universo, es tan solo una oportunidad para aprender unas cuantas lecciones.

Pero estas lecciones no se aprenderán persiguiendo ilusiones del diario vivir, sino que debo manejar mi diario vivir de manera que me permita un momento cada día para el trabajo de la educación de mi mente al servicio de mi espíritu.

Un abrazo para todos mis lectores, Paul Barbé

jueves, 18 de agosto de 2011

Perdiendo mi Religión, ganando en espiritualidad

Antes que nada aclaro una vez más que no soy una persona religiosa, si espiritual, respeto la opinión de todos, sigo mi camino espiritual adquiriendo sabiduría en donde la encuentre y ofrezco lo mejor de mí para quienes deseen leerme o escucharme. Escribo para todas las personas sin importar su religión, pues al final de nuestras vidas todos estaremos unidos bajo la misma luz del Gran Espíritu Universal.
Me gusta mucho hablar de sendero espiritual en vez de camino de crecimiento espiritual, pues considero que sendero se aplica mucho más a ese trajinar inseguro pero con un destino seguro.
Si hay dedicación diaria, o al menos una dedicación permanente, se avanza aunque el caminante nunca tiene idea de cuánto es lo que avanza, ni dónde va, salvo de vez en cuando vienen destellos de luz y armonía que antes no se habían experimentado. 
Un valioso punto de referencia es cuando el caminante alcanza momentos de profunda alegría, quizás felicidad... los cuales por lo general duran hasta el momento en que se comienza a razonar del porqué de esa alegría tan bonita...
La vida espiritual se construye paso a paso, es decir luego de un tiempo de estar en este sendero, se hace claro la necesidad de permanecer en él, puesto que es un momento en el día en que cobran significado muchas cosas que en el día mundano no se puede.
Entonces el caminante va afinando su percepción de la dirección espiritual que debe seguir, aunque guiada por fuer de sus 5 sentidos, podría decirse que se va desarrollando una intuición espiritual,  además a medida que se gana voluntad crece la responsabilidad de lograr cada vez más, un compromiso con su proyecto de vida. Y así, lentamente se va  notando un algo diferente en la vida común, pues las cosas poco a poco van sucediendo tal cual se planificaron.
El avance en la vida espiritual trae muchas riquezas, pero no aquellas apreciadas por el caminante mundano, sino que riquezas que se comienzan a apreciar ahora en el sendero espiritual y que ya no se pueden abandonar, pues de lo contrario el sentimiento de vacío se hace abrumador. Sin embargo no hay porqué preocuparse puesto que todo logro espiritual no puede ser quitado por ninguna otra persona, totalmente distinto a los logros materiales.
No hay que tener miedo. Lo mejor que podemos querer para una persona es que alcance la realización completa o sea una armonía con su vida, su mundo y con el Universo, también una paz con su pasado y la libertad de la preocupación por su futuro, único camino de felicidad y realización personal.
Es inútil proyectar logros en el camino espiritual cuando apenas iniciamos este sendero, es como si un niño al ingresar al primer año de escuela, proyectara que carrera universitaria va a seguir y luego que especialización seguirá.
Para los ansiosos entonces, deben enfocar su esfuerzo en ser persistentes en su trabajo diario espiritual, nunca medir avances, que además no somos capaces de valorar, y mucho menos compararse con otros caminantes, ni tampoco elegir el nivel de un maestro como meta, pues seguramente seguirán caminos muy distintos o quizás sea limitante, pues tu destino puede llegar a ser algún día más avanzado aún que ese maestro.
Es una piedra muy pesada para llevar en la espalda esperar alcanzar un nivel de santidad o de iluminación, y tampoco proponerse metas oídas de otros como ser alcanzar la curación mágica de personas, visualizar auras, viajar en el plano astral, o cualquier otra meta.
Cada caminante tiene un sendero a seguir, único para esa persona, cuya meta tan solo Dios la conoce, así que es inútil prepararse para alcanzar la luz dorada pues quizás su luz personal sea naranja o violeta. Pero sí prepárate y esfuérzate, cada día, todos los días... en avanzar en tu sendero. Así que debes encontrar una causa a la cual entregar toda tu capacidad de entusiasmo, eso reforzará tu Voluntad, pues sea cual sea tu destino espiritual, será magnífico.
Elementos a tener en cuenta para el crecimiento espiritual
Crear inquietudes sanas:
 ¿Te sientes satisfecha de tu vida? 
¿Qué hay mas en tu vida, tristeza o alegría?, 
¿Qué estás haciendo por tus amigos? ¿por tu entorno?
 ¿Acaso no has pensado que podrías hacer algo mejor con tu vida?, 
¿Estás usando bien los talentos que has recibido en esta vida? 
¿Tienes claras tus metas en la vida?,
 ¿Qué te gustaría haber realizado antes del final de tu vida?,
 ¿A dónde quiere llevarte Dios?
Si tú tomas la firme decisión de avanzar en tu sendero espiritual, si te propones firmemente en progresar hacia la Luz, ten en cuenta que además podrás influir mucho entre las personas que te rodean.
Influir en el sentido de despertar el deseo de libertad hacia el mundo material y competitivo, despertar la voluntad de vivir en paz entre todos. 
Para sentir el atractivo de la superación puedes confrontar tu situación actual con una mejor realidad para tu vida. Básate en tus motivaciones de fondo, provócate el deseo de tomar las medidas necesarias para crecer.
Elaborar un plan personal, es bueno generarse una rutina de trabajo, uno de los motivos es que algunos días que estamos muy cansados, es más fácil no pensar que hacer ese día y simplemente comenzar con una rutina establecida. Otro aspecto positivo es que la rutina puede ser planificada de acuerdo a los logros obtenidos, entonces ir retocando, modificando, agregando los ejercicios espirituales  para ir alcanzando mejorar paso a paso distintos aspectos personales, sean mentales, sentimentales, emocionales o simplemente aumentar el nivel vibratorio personal y por lo tanto la energía interna.
Aprender  los fundamentos de la vida espiritual: la superación de vicios y pecados, el aprecio por la vida de gracia, la adquisición de las virtudes, La lucha ascética, la búsqueda de nuevas amistades identificadas con el crecimiento espiritual. Las diversas etapas por las que va pasando un alma que realmente está comprometida con su acercamiento a la Luz espiritual: purificación, compromiso y plenitud. Aprender a orar en diálogo con nuestra alma, también a defender y trabajar por la comunidad espiritual libre.
Disciplina y compromiso: esfuérzate en realizar tu trabajo diario, ese que tú mismo elegiste hacer. No vivas pensando modificarlo, ocúpate en cumplirlo cada día hasta el final de su etapa.
La lucha contra los vicios y pecados. El error puede ser grande, pero más grande es cuando quien lo provoca supo que lo estaba haciendo, peor aún si lo reitera. 
Como es obvio una persona no podrá avanzar en un camino espiritual si no puede apartarse de los pecados, no hace falta mucha aclaración sobre estos, pues son conocidos desde hace cientos de años, menciono por ejemplo: la envidia, la traición, la mentira. Cada uno de ellos son enormes piedras en la vida de una persona, al punto en que pueden conformar enormes muros donde la persona quedará presa. En otro plano tenemos los vicios los cuales no son menos importantes, pues es como pretender caminar en la arena cargando pesadas piedras; y por último tenemos los errores reiterados.
Entonces para alcanzar los primeros escalones del sendero del ascenso habrá que encontrar la forma de apartarse de esas tres anclas para no hundirse en la vida.
El amor al prójimo consiste en aceptar al hermano sin apuntar a sus errores, sino en elogiar sus virtudes y así alentarlo a continuar su camino de ascensión. Y aquellos que no se interesan en su sanación personal, déjalos en el camino que eligieron, suéltalos sin juicio hacia ellos.
Quien realmente desee crecer en espiritualmente  deberá determinarse a luchar contra muchas actitudes personales que dañan al prójimo. El bien y el mal existen en este mundo, siempre están juntos, y está bien así pues de esa manera cada persona tiene la posibilidad de elegir, la lucha no debe hacerse hacia fuera, sino dentro de la mente de cada uno.
En las distintas etapas de progreso espiritual, se va fortificando la voluntad para irse apartando cada vez más del pecado, de los vicios y de los malos hábitos, entonces si el caminante desea tener una idea de su progreso espiritual, allí tiene una medida muy valiosa, no necesita la opinión de ningún sacerdote o maestro, tan sólo debe observarse a sí mismo, con sinceridad y comparar su propio interior de antes con el de hoy, cuánto ha logrado liberarse de aquellas piedras es un fiel reflejo de cuanta más luz hay en su Alma.
Es como un humilde campesino que un día se dio cuenta que su campo está lleno de malezas y piedras, de allí a tener un hermoso huerto habrá un proceso largo de mejoras, deberá comenzar a limpiar su tierra primero antes de comenzar a echar nuevas semillas, si puede por ejemplo ir limpiando su campo en zonas, pues al menos  en algún tiempo tendrá algo para comer, y así el caminante espiritual algo para regocijarse de su avance. Pero sin dudas que no funcionará nunca una buena huerta al lado de un campo enfermo, pues las plagas comerán su huerto.
Entonces, a medida que su huerto va mejorando, irá tratando de limpiar cada vez más las áreas vecinas,  así no habrá invasiones.  En esta comparación, quiero decir, que no es imprescindible que todo lo malo o inadecuado sea limpiado en aquel caminante que recién inicia, ni tampoco en aquel que apenas logró sus primeros escalones. Tan sencillo como que él mismo sentirá la necesidad de liberarse, en el momento adecuado, y por lo tanto la voluntad se fortalecerá y será cada vez más fácil apartarse de las malezas y piedras interiores. Y más adelante aún, tener la fuerza espiritual para quitarlas.
Importa tener en cuenta que el sendero espiritual es individual, que la curación es interior, que nadie más que tú mismo es quien dirige tus pasos y elige que mejorar, qué hacer y qué dejar de hacer.
Nunca te niegues la posibilidad de avanzar hacia la luz de Dios, porque en tu pasado te hallas equivocado, aunque los errores hayan sido muchos o graves, el auto perdón es la luz que libera, el pasado pasó, lo que importa es el presente, entonces este presente debe afirmar el sincero deseo de mejorar, crecer y aprender para que los errores no vuelvan a repetirse.
No es porque te vistas de monje que eres un monje.
No es por rezar todos los días que eres un Alma pura.
No es porque participes en eventos espirituales que eres un trabajador de tu espíritu. 
El caminante espiritual es aquel que se mantiene en la misma actitud todos los días y cada momento, y no es porque se convirtió en un Alma pura, sino porque en base a lo que logró avanzar  no se permite a sí mismo descender de allí, tan solo porque en ese momento está fuera de su espacio meditativo.
En los momentos difíciles de la vida hay que mantenerse parado en el mismo sendero que tanto trabajo ha llevado llegar hasta allí.
En las grandes dudas, el Alma siempre se salva cuando logra separar lo material de lo espiritual.
Dejar la ganancia pasajera de lado, ganar la alegría de poder mantener la firmeza de voluntad de no apartarse del camino a la luz. 
Es útil tener presente frases que ayudan como ser :
“antes de perjudicar no hacer”, 
“no sirve de nada ganar muchas cosas en la vida si pierdo mi Luz”,
“en este mundo tenemos todo y no tenemos nada, todo termina perdiéndose, menos el amor y lo aprendido”, 
“la mayor tristeza es volver a caer en el mismo error que antes caí”.
Además hay que tener en cuenta que una manera de llegar a momentos difíciles es vivir “con dos corazones” pretender caminar en el éxito material y social, y al mismo tiempo progresar espiritualmente; también el mismo camino de vida que pretende acaparar pertenencias, apilar ganancias a la larga alguien intentará arrebatarlas. 
Quien nada tiene nada pierde. 
Quien aprende a tener desapego de lo mundano jamás sufrirá por perder nada de ello, además todo lo espiritual que se gana jamás se pierde, nadie te lo podrá quitar sino lo contario cada vez más tendrás.
El humilde caminante que no piensa en metas, vive una vida cada vez más llena de paz y alegría por su desapego, pero también debe luchar por mantener su trabajo diario, para mantenerse lejos de las viejas faltas, el incumplimiento de sus tareas diarias llevará a tropezones.
El crecimiento espiritual tiene muchos escalones, estos consisten en niveles de compromiso cada vez mayores.
Así cuando un caminante decide trabajar para ascender al siguiente escalón es porque asume dos cosas:
  • que deberá renunciar a hábitos antiguos para poder llegar a él, pues con una piedra no tendrá fuerzas para ascender hasta allí.
  • además que para llegar deberá transitar un camino que lo irá llevando paso a paso a ese nivel superior, cambiando interiormente.
Suele hablarse de lucha ascética como condición para lograr una vida espiritual, esto quiere decir  el esfuerzo que el caminante debe realizar si quiere progresar en su vida espiritual, él es quien tendrá que trabajar para que esa Luz divina que lleva en su Alma crezca y alcance su plenitud. Entonces será un guerrero contra las barreras obstructoras en su camino hacia la gracia: la soberbia, la pereza, el egoísmo, la sensualidad, y otras pasiones de las cuales todos encontrarnos en nuestro diario vivir.
No niego lo difícil que es descubrir la verdad en esta vida, más aún para mantener firmeza en un camino tan difícil de “medir” el avance.
Es evidente que cada uno sufre la eterna lucha entre la tentación mundana y las metas cercanas y rápidas y aquel camino lento y tan trabajoso. 
Quisiera yo como tantos que esa meta de luz fuera más fácil de llegar a ella, pero hoy día no pienso abandonar mi camino hecho por perseguir ninguna meta mundana. 
No dejo de ver el sacrificio que implica cada avance, pero después de todo, ¿es tanto el sacrificio? Más bien es una lucha contra la tendencia desordenada de llevarme a la distracción y una vez fuera de mi centro, fuera de mi sendero, perderme en la vida, esclavo de los deseos de mi Ego.
Mantenerse en la lucha ascética no es necesariamente, mantener un esfuerzo extraordinario en todo momento del día, se hace lo que se puede por avanzar, pero más que nada el esfuerzo es por no camina hacia atrás o abajo. 
En definitiva el avance se obtiene mediante las pequeñas renuncias de todos días, dice la Biblia 
“El que es fiel en lo poco, lo es también en lo mucho; y el que es infiel en lo poco, también lo es en lo mucho” (Mt 25, 21).
La lucha ascética no es  un trabajo imparable que solo finalizará con la llegada a un estado espiritual superior, o hasta llegar a aquel escalón espiritual deseado hace tiempo, sino, como una serie peldaños en la escalera al cielo, una lucha a librar todos y cada uno de nuestros días. 
Si, pero en la cual podemos y debemos cada tanto detenernos, para observar el camino ya hecho y el que aún falta para completar nuestra misión en esta vida.
La  vida espiritual presenta tres etapas de crecimiento: la purificación, la iluminación y la unión. 
Purificación, respecto al pesado lastre que debemos liberarnos y además de abandonarlo para siempre. 
La purificación exige  una lucha contra los criterios del mundo que pueden apartarnos del camino hacia la luz y estar atentos a captar las tentaciones de seguir caminos fáciles que hacen tanto mal. La purificación encuentra su fundamento en la Humildad, en ese tomar conciencia de la propia nada, de lo efímero del mundo y de la grandeza de la eternidad del Alma.
Es importante en ese proceso evitar la contaminación, es decir evitar conversaciones que nos sacan de nuestra mejor vibración y mueven nuestra brújula hacia nuestro mejor camino.
Iluminación progresiva que va llegando en la medida de incorporar cada vez más actitudes y pensamientos positivos 
La oración profunda y sincera, es fuente de luz y fuerza, con ella alcanzamos estados transitorios de vibración más elevada y conciencia superior. Aunque con frecuencia, cuando se recitan oraciones, no siempre se tiene conciencia de cuanto se dice; debemos estar siempre atentos que no acabe por convertirse la oración en mera rutina, en estribillo que se repite inconscientemente. 
Uno debe entrenarse en hacer el silencio interior y lograr la unión con el Universo y el camino eterno de todas las almas hacia la luz del Gran Espíritu.
En la oración, una persona debe aquietar su mente, su voluntad, su corazón, su memoria, su imaginación, para dialogar con Dios, como se conversa con un amigo.
Todo trabajador espiritual debe buscar crecer en el estado de consagración a la oración sincera, consciente y dedicada a una entrega a este diálogo con Dios y sacar de allí la Luz, la determinación y la ayuda para recorrer cada jornada.
Es muy importante lograr la disciplina de orar al despertar de cada día, antes de iniciar las actividades, así comenzamos la jornada con nuestra energía plena.
Unión con todos los caminantes de luz, ellos van apareciendo en nuestro sendero, hay que estar atentos a reconocerlos.
Es bueno buscar y mantener contacto con otros caminantes, es muy inspirador, pero teniendo un cuidado especial de no confundir nuestra meta actual por la influencia de otros amigos. 
Intercambiar opiniones, aprender de ellos lo posible y así mejoramos la calidad de nuestra brújula espiritual. 
Recordando que esas uniones son pasajeras y que seguiremos solos hasta el próximo encuentro, pues hay que tener presente que nuestros caminos son únicos, aunque nuestro destino final sea el mismo, volver junto al Gran Creador.
El plan de vida, es  indispensable para el progreso del Alma, dado que en el sendero espiritual,  no se podrá avanzar sin un cierto orden y dedicación.
Cultivo de las virtudes: en mi artículo del 10 de julio escribía sobre virtudes y defectos. Lo recomendable es ejercitarse en las virtudes cuya carencia más afectan nuestra vida diaria. 
Es muy importante,  el pensar bien de los demás, evitar la crítica y  la murmuración, cultivar la generosidad y caridad. 
Aprender y esforzarse a ver a las personas desde el punto de vista de sus cualidades y no apuntar hacia los defectos de los otros, aprender a festejar con los triunfos merecidos de los hermanos. 
Aprendiendo a  trabajar en equipo y a encontrar el mejor espacio dentro de la comunidad para poder entregar lo mejor de cada uno a todos en forma desinteresada. 
Hay que adquirir el buen hábito de hablar de los caminos hacia la paz y la luz a los amigos y vecinos.
También todo aquello que aliente a seguir adelante en nuestro esfuerzo diario.
Capacidad de sacrificio, demasiadas personas intentan llevar una vida cómoda, se rehuye del sacrificio y se trata de obtener el máximo de placer con el menor esfuerzo.  
Es muy difícil avanzar en la vida sin trabajo constante, mucho más aún en el sendero espiritual.
Aquellos que desean alcanzar estados del Alma elevados deberán plantearse su purificación, por la práctica diaria.  Un signo palpable de progreso en la vida espiritual será la facilidad progresiva que se va aceptando el sacrificio en el sentido que cada día dedicará un tiempo importante a la disciplina de la mente y el cuidado del espíritu.
Respecto a las etapas de vida espiritual:
Una persona recorre diferentes etapas en el camino de su superación hacia la perfección, se aprende con la práctica diaria la dirección espiritual deberá seguirse según las necesidades que aparecen en cada etapa en que se encuentren.
La dirección espiritual de los principiantes.
Aquí el objetivo principal deberá ser motivarse para afrontar las dificultades que surgirán, y prevenir sobre los escollos que podrán encontrar una vez iniciado el camino. Sucederá que comenzarán a surgir experiencias distintas a las esperadas, habrá que mantenerse firmes sin caer en la desesperación, y la tentación de abandonar el camino para volver a senderos fáciles de la vida. El crecimiento  consiste en una lucha cuya duración se extiende a toda la vida, y que solamente triunfa quien persevera en ella. 
Tampoco hay que irse a otro extremo y proponerse un plan de vida tan exigente y tan fuera de su realidad, que prácticamente les será imposible cumplirlo y cayendo pronto  en el desánimo.
En esta etapa es importante entender que la meta a la cual deseemos llegar no siempre es clara y que además casi siempre  luego de un esfuerzo largo nos darnos cuenta que esa meta ya perdió significado y aspiraremos a otra meta.
Para los adelantados.
Es la etapa en que el caminante se conoce mejor a sí mismo y comprende más la vida espiritual. Sabe que hay etapas difíciles y por ello reconoce cuando detenerse para buscar mejor su camino más adecuado. También aprendió a buscar orientación en maestros y colegas del sendero espiritual. El avance en el sendero espiritual es más rápido porque ya se tiene un plan de vida definido.
Ya se sabe que cada nueva etapa inicia conmoviendo nuestro interior, pero luchamos firmes pues sabemos que es parte de un proceso de sanación.
Para el caminante experimentado.
En el camino a la perfección, sobre todo cuando se ha avanzado más, hay épocas en que se presenta lo que en la vida espiritual que pueden visualizarse como noches, áridos desiertos, o espesas nieblas. 
En ellos  el caminante no siente nada en sus meditaciones, sus mantras parecen solo sonido, sus oraciones palabras al vacío, todo lo ve negro, sin respuestas, sin ideas. 
El Gran Espíritu trae estas experiencias en la vida de ciertas Almas para purificarlas, para hacerlas revisar profundamente su interior  y hacerlas capaces de niveles más elevados de oración, de unión con Él y de entrega. 
En estos períodos se pueden presentar terribles tentaciones contra la fe, la esperanza, y la voluntad de continuar, poniendo el caminante  sobretodo en duda si el camino espiritual es su meta. 
Hay momentos en los que hay que acentuar la visión al interior, a todos nos cuesta tener la valentía para abrir nuestro sótano mental, ese rincón apartado donde hace muchos años, quizás muchas vidas, hemos guardado viejos traumas que si no los quitamos de allí, esas oscuras piedras impedirán avanzar en el camino a la Luz.
Evidentemente, para atravesar este período sin retroceder  es necesario dedicar unos días o quizás semanas en un programado retiro, en donde allí en el silencio habrá que realizar un proceso de limpieza y ordenamiento interior,  para luego de él alcanzar la luz que ilumine el camino a seguir. 
Cada muchos escalones hay un amplio escalón para mirar el horizonte, para dejar que el viento del espíritu despeje del alma su pasado. Un descanso para levantar la cara y recibir la Luz y con  ella re emprender el camino.
Un abrazo a todos, Paul Barbé

lunes, 15 de agosto de 2011

El tiempo de la superación

El tiempo suele ser algo que nos cuesta manejar, lo más difícil del tiempo, es esperar. 
Muchas personas, quizás demasiadas, descartan seguir un camino espiritual simplemente porque no quieren esperar por un largo proceso de mejoramiento.
Si me preguntan, ¿cuánto tiempo debo entonces esperar? ¿como no desesperar por estar tan lejano a la iluminación?

Puedo humildemente responder, ¿que otra cosa importante, realmente importante, tienes que hacer mientras tanto como para inquietarte tanto?
Lo único importante en esta vida, lo único que perdura es el crecimiento como SER, todo lo
demás es temporal, efímero, será llevado como la arena en el viento.
Y eso no es para entristecer, pues más allá de esta vida, todos nos reencontraremos en una
expresión superior de cada uno de nosotros.
Entonces si realmente nos esforzamos por mantener un sendero espiritual, seguramente habrán
cambios en nuestra vida, en nuestro interior.
Los cambios nos salvarán primero, de tener tantos errores, nos salvarán de sufrir tanto
por ellos; nos salvarán, pues tendremos un mejor relacionamiento con otras personas.
No es porque cada día una persona se ponga a orar que se salvará, que será mejor, pero si sucederá que, si esas oraciones, sus meditaciones, su humilde y dedicado trabajo, provocan la necesidad de un cambio en quien lo hace... y luego pues, que intente cambiar hasta que lo logre.
Cuando la necesidad de cambio se percibe es más fácil generar una voluntad de cambio.
Pero no hay que cambiar porque haya que demostrar a nadie el progreso interior, sino que
ese progreso interior lo buscamos por nosotros mismos, por la sencilla razón de sentirnos mejor, de tener más paz, armonía y claro, más amor.
El diario trabajo espiritual da eso, no hay que desalentarse en la idea que el único
objetivo de seguir un sendero espiritual sea, ser un santo, de alcanzar la iluminación, o de transformarse un bello faro en este mundo opaco, ojalá todos lo logren, pero primero siendo humildes, nos podemos conformar con los logros que mencionaba, y no es nada poco lograr esa meta.

¿No desea Ud. acaso...? 
  • una persona de buena energía? 
  • ¿alguien que por su paz interior...sirve de bálsamo a quienes rodea? 
Acaso las demás personas, ¿no necesitan la inspiración del ejemplo? 
Una persona que aprendió a perdonar y por lo tanto que es libre de su pasado. Una persona dispuesta siempre a dar lo mejor y a no esperar ni depender de la ayuda de otros.
Nos vemos sumergidos en un mundo en conflicto, aparentemente empujados a confrontarnos con
todos quienes nos rodean, PERO alcanzando un estado superior, dejamos de ver las cosas así y además comenzamos a aportar nuestra energía positiva a nuestros vecinos.
Como escribía otro día, no es la meta ser un apóstol más de Jesús, no es la meta ser un
nuevo mesías, la meta es elevar el nivel de vibración de uno mismo y que el mejoramiento personal sirva de inspiración a otros, es la forma más efectiva de tener un mundo mejor.
La forma más efectiva de mejorar al mundo no es, diciendo a los otros que deben hacer, sino, 
actuar uno mismo lo mejor posible y a partir del ejemplo invitar a otros a querer superarse.
No se desaliente por no ver hoy los resultados que esperaba, no busque el consuelo de sus amigos para que le hablen de vuestro progreso. Una vez escribía, el progreso espiritual solamente lo puede apreciar uno mismo, lo que se muestra hacia afuera no es importante.

La mejor medida del progreso individual la da, la sensación que se va sintiendo, pero tendiendo atención de apartarla del vaivén de los logros o problemas del diario vivir que pueden confundir. 
Estando en el estado de mayor silencio interior que Ud. mismo puede lograr en ese momento íntimo de la meditación, allí es cuando podrá sentir, palpitar y respirar su expresión de progreso. Nunca bajo comparaciones con otros.

Y para terminar este artículo, les diré que No soy yo quien lo salvará, No será otro maestro, ni muchos de ellos, será Ud. mismo.

Un sincero abrazo a todos, Paul Barbé

sábado, 13 de agosto de 2011

Atasco en mi camino

Actualmente muchos de nosotros estamos inmersos en un trabajo espiritual personal. Meditamos, oramos, asistimos a talleres o seminarios, leemos, investigamos o planificamos asistir en algun momento del año a retiros, sin embargo el tiempo a pasado y nos sentimos atascados en el camino espiritual. Muchos cometemos el mismo error; tendemos a dar demasiada importancia a la necesidad de solucionar nuestras cuestiones psicológicas como una parte obligatoria de nuestro
camino espiritual.
Es importante saber que no existen maestros espirituales contemporáneos que sean seres
ideales, maestros que no tengan limitaciones, ni cometan errores como todo ser humano, claro sí menos que otros, y eso gracias a su diario trabajo espiritual de muchos años.
El camino espiritual, nos va llevando a superar las dificultades poco a poco, no es posible que alguien espere cambiar de un día para otro, y quitarse todo su paquete de errores y malos hábitos por una hermosa bandeja de virtudes.
Si el trabajo es humilde y al mismo tiempo constante, cada una de sus malas condiciones
irá mejorando, una o varias al mismo tiempo, y otras permanecerán sin cambio hasta que se logre un avance en otras y sea el final de un proceso el que destraba algo que no se podía siquiera iniciar a cambiar.
No es imprescindible que para iniciar un camino de crecimiento espiritual, previo haya que
resolver todos los conflictos internos, haya que curar todas las heridas internas. No hay que  sanarse primero y luego iniciar el camino espiritual; todo lo contrario ambos van juntos.
Pues como es lógico y natural, a medida que se comienzan a dar pasos en el sendero espiritual, no va siendo necesario que nadie nos diga que debemos cambiar para poder seguir, entonces se cambia un poco y lo suficiente para seguir, y así paso a paso, un pequeño cambio y pequeño avance.
Luego de seguir un camino espiritual por un prolongado tiempo, la enseñanza del trajinar del sendero hacia la iluminación se puede aprender a que caminos posibles hay muchos, y siempre el más conveniente es el que se puede seguir.

Personalmente, cuando establecí el hábito de un trabajo espiritual periódico me di cuenta durante esa practica de que estaba a la defensiva ante la vida y la intimidad; no dejaba (y aún hoy me cuesta) que otras personas me conozcan, no es fácil quitarse la mascara social que lo que realmente oculta es mucha inseguridad. 
Al descubrir eso  mi tendencia fue replegarme hacia mi interior, ir a mi pasado, empezar a desatascar las profundidades de mi mente para intentar encontrar y sacar las causas personales de este miedo e inseguridad y esta tendencia de esconderme de la vida. 
Establecí como propósito personal, lograr ser la misma persona, en todo momento, tanto en mi intimidad, como con mis amistades y con las personas que trato en mi diario convivir.

Aún así viendo sólo desde el punto de vista espiritual, puedo decir que ese “problema personal” que he descubierto, es de hecho, por sobre todo una manifestación de mi Ego.
Entonces en vez de torturarme haciendo una profunda exploración dentro de mi mente, un larguísimo proceso sin sentido, lo mejor era animarme simplemente a mirarme al espejo, aunque fuera un
espejo imaginario si estaba fuera de mi hogar, enfrentarme con mi propia mirada, con mi Verdad. 
Observar mi tendencia en el accionar de cada día, en las reacciones que tomo en mi forma de relacionarme con otros y las motivaciones que la dirigen en el presente. 
Que gran desafío entonces, animarme a hacer un esfuerzo directo en la dirección contraria a tu respuesta habitual, y en vez de permitirme poner buena cara a otro para zafar de una situación, tener la valentía y la honradez de dar un giro y mostrarme transparente, decir lo que pienso y siento.

Este desafío se muy bien que no es fácil, pues si lo fuera, todo el mundo habría ya cambiado y no habría necesidad de psicoterapia o de maestros espirituales; y esta propuesta que hago no es para complicarles la vida, sino que sugiero intenten poco a poco ir cambiando abandonar el refugio, la cueva, la carcasa y poco a poco mostrar la cara al viento del cambio, de la espontánea honestidad.

Aprendí a soltar mi espíritu, a tratar de escuchar a mi Alma y dar valor a ser auténtico, ser Yo, y libre de la presión de solucionar mis problemas personales e íntimos, así pude comenzar a trabajar en mi camino de transformación, no mucho tiempo después observé que comenzaba a tener acceso a una parte de mi que es libre de las limitaciones y asuntos de mi ego.

Hay en todas las personas una esencia pura, su propia Alma, ella es tan
sólo un testigo de todas nuestras vivencias, buenas o malas y por ellas aprende sin parar. El Alma tiene acceso a una ilimitada energía, es capaz de sobrellevar la vida con audacia y pasión libre de todo lo material y con el único propósito de aprender, ese es el motivo por el cual se encarnó en el cuerpo que ahora habita.
En algo tan sencillo como aceptar que la verdadera y única curación de todo Ser es transitar su camino de crecimiento espiritual es justamente el que lo llevará de la mano a la curación.
Todas las enfermedades, los problemas sentimentales y emocionales, nunca tendrán solución dentro del contexto de la sociedad, puesto que toda enfermedad del ser humano nace bajo el conflicto que se crea entre la mente sumida al Ego y el Espíritu. 
A medida que cada persona avanza espiritualmente sus problemas mundanos cada día tienen menos peso, un ser espiritual tiene mucho mejor salud y aunque parezca paradódijo no es la salud de su cuerpo el objetivo del caminante espiritual, sino el crecimiento de su Alma.
Entonces comenzará a vivir cada vez más libre y cada experiencia, cada evento de su vida diaria, será con el tiempo tan sólo acontecimientos que trajeron experiencia y por lo tanto aprendizaje. 
Y así, una vez alcanzado el escalón necesario, cada Ser habrá aprendido lo suficiente para no volver a caer
víctima de asuntos del Ego, y será simplemente libre.

Espero que les haya agradado esta reflexión, un abrazo a todos, Paul Barbé

jueves, 11 de agosto de 2011

He aprendido que...

La vida es dura y siempre está la opción de abandonarse o seguir adelante, pero si nos rendimos más dura será aún la vida. Las oportunidades no desaparecen, pero si las dejo escapar... las aprovecha otro. Pero debo tener mucho cuidado en distinguir cuales son las oportunidades para mejorar y cuales me llevan al error.
Metas hay muchas, pero no debo arruinar mi diario vivir, por obsesionarme en avanzar hacia ellas.
Puedo sentirme alegre cuando logro disfrutar todas las pequeñas cosas que conquisté y aquellas que tengo en mi diario vivir, y que rápido viene la tristeza cuando pienso en todo lo que me falta para mejorarlas.
Los venenos más poderosos son la envidia y el rencor, el alma sufre con ellos y la mente se encoge, por suerte, aprendí a apartarme de ellos.
Que importante es usar palabras buenas y evitar criticar, pues muchas veces las malas expresiones se volvieron contra mí, y por ello si no tengo nada bueno que decir, mejor no digo nada. Pues todas las veces que apunté con mi dedo, muchos más dedos apuntaron hacia mí.
No puedo borrar mi pasado, pero no puedo permitirme que afecte como me siento ahora, sin embargo SIEMPRE puedo hacer algo por mi futuro mejor.
Siempre debo estar dispuesto a crear lazos sanos con los demás, pero jamás intentar retener a quien se desea marchar.
Es inútil ofrecer consejos cuando no quieren escuchar, y cuando me son pedidos debo intentar que sean los más sencillos que pueda expresar.
Las veces que no supe que responder y las que no supe que decir para ayudar a otro, tenía dos buenas opciones, sonreír o ofrecer mi mano en un abrazo.
Muchas personas llegan a nuestra vida y muchas de ellas un día se alejan, muchos amigos toman caminos muy distintos, los amores quebrados se pierden en el tiempo, incluso aquellos grandes problemas pasan a ser cosas del pasado, si todo fue muy difícil en algún momento, lo que debí hacer fue buscar mi centro, mi paz interior, tal cual el mismo sol se va en cada atardecer y renace al día siguiente... 
No debo permitir que los tropezones personales o los puentes rotos en mi sendero y menos aún las puertas que se cierran en el mundo exterior provoquen quedarme sentado al costado de mi camino, pues siempre mi camino tendrá más adelante de donde estaba, las soluciones que buscaba y no veía.
En el despertar de cada día, siempre hay momentos para todo, para trabajar, para sonreír, para callar y escuchar, para aprender.
No necesito retirarme a una cueva en una montaña para alcanzar la paz, pues los problemas me pueden acompañar incluso hasta la montaña más alta, pero si hago los deberes de mi camino, entonces alcanzaré la paz y luego con ella podré ir a cualquier lugar.
Paz es aprender cual es mi lugar en el mundo y por ello debo caminar cada día para llegar a él.
Muchas veces intenté sonreír pero tan solo pude suspirar, otras veces no tuve ni idea porque estaba caminando, sin embargo seguí y seguí, y entonces comprendí que caminar o sea mantenerme obstinadamente en mi camino fue lo que me sacó del pozo, del cual solo yo mismo podía sacarme. No hay día tan negro, tan adverso del cual no se pueda salir y seguir, y si hay algo que si se debe decir nunca es para no rendirse jamás.
Los peores momentos siempre me mostraron en la punta de mi nariz que mi obstinado camino no era el acertado y tan solo debía dar un paso atrás y elegir otro sendero.
Muchas cosas me faltan aprender, obstinado soy en no ayudarme a mi mismo a cambiar lo necesario y por ello me demoro en progresar más en esta escuela de la vida. Que hablar entonces de mi propio sendero espiritual... pero vale la pena el premio perdurará para toda la eternidad.

Un abrazo a todos, Paul Barbé